ACUSAR a las Instituciones vascas de insolidaridad en la acogida a menores inmigrantes sólo demuestra ciertas dosis de intolerancia que no se pueden manejar cuando la persona que defiende esos argumentos es secretaria de Estado de Inmigración y Emigración en España. El profundo malestar que han provocado las declaraciones de Consuelo Rumí
reflejadas en una entrevista en DEIA, en el seno de las diputaciones vascas y en el Ejecutivo de Gasteiz, refleja que la realidad está muy lejos de esa supuesta insolidaridad. Y no hay nada mejor que las cifras para deshacer este intencionado entuerto. La Comunidad Autónoma del País Vasco no sólo practica a diario la solidaridad con los inmigrantes y con los más desfavorecidos, sino que es el territorio que más menores inmigrantes acoge, sólo superado por Canarias, comunidad receptora ‘natural’ por su cercanía con África. Y sólo el archipiélago canario y Andalucía tienen habilitadas más plazas para jóvenes extranjeros tutelados que nuestras tres diputaciones.
LAS VOCES de crítica hacia las declaraciones de Rumí partieron ayer al unísono de las diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa y del Gobierno vasco. El director de Inmigración del Ejecutivo, Roberto Marro, utilizó la palabra «demagogia» para referirse a Rumí. El diputado de Acción Social de Bizkaia, Juan María Aburto, pidió las mismas ayudas que recibe Canarias; y desde Gipuzkoa se criticó la «nefasta gestión» del Gobierno Zapatero en materia de inmigración. A pesar de que los centros de acogida de Bizkaia estén saturados, la solidaridad persiste. Y Gipuzkoa y Araba se muestran dispuestas a acoger a más menores. El que debe hacer los deberes en este asunto es el Gobierno español, que demuestra muy poca cintura cuando llegan decenas de pateras a las costas y no es capaz de poner los medios necesarios para atender a personas que buscan una salida desesperada.