Una de cal, otra de Arenas y una más de mármol. El presidente del PP – A llega a la capital almeriense y habla de inmigración, de municipalismo, de pimientos, de dinero, del Estatuto, de Rajoy, de Chaves. De Chaves. De Chaves. Uno, que está a punto de cruzar el ecuador de la presente campaña, campaña, campaña, empieza a escuchar un ligero eco, eco, eco.

Toca inmigración. Javier Arenas conoce bien Almería. Casi todos los viernes hace puntualmente noche aquí. Ha visto el ejemplar desarrollo económico de esta provincia y la modélica integración social de los inmigrantes. Y los une. Y le gusta. Ve Almería con un buen turismo, una gran agricultura y el mármol, un producto – fetiche cuya producción se ha internacionalizado.

La propuesta del día es diáfana. Javier Arenas quiere extrapolar al resto de Andalucía y a España el modelo de integración social de los inmigrantes en el tejido productivo: «Almería es un ejemplo de convivencia».

Vincula la idea al Estatuto «porque apuesta por la integración plena». Y propone al resto de partidos políticos que, una vez que se apruebe el Estatuto de Autonomía el día 18 en referéndum, «alcancen el compromiso de poner en marcha un plan de integración de la inmigración legal en la comunidad», que suponga «combatir la ilegal» y, sobre todo, «a las mafias» que explotan a las personas. También solicita un acuerdo para poner a disposición de los ayuntamientos un fondo de trescientos millones de euros que les permita atender a la población inmigrante que acogen.

La campaña electoral no fue el único foro en el que ayer el PP sacó la bandera de la inmigración. La diputada del PP en el Parlamento de Andalucía María del Carmen Crespo Díaz aseguró durante la comisión parlamentaria a la que acudió la consejera de Gobernación, Evangelina Naranjo, para informar sobre la acogida de inmigrantes en Andalucía, que la política de inmigración del Gobierno andaluz «hace aguas».

Para terminar, Arenas aprovechó la oportunidad para pedir a la Junta una campaña internacional en defensa del «prestigio» de los productos almerienses, en referencia a la crisis desatada en Europa por los pesticidas encontrados en los pimientos, pimientos, pimientos.

Quedan ocho días de campaña, campaña, campaña.