Sarkozy irrumpe en el juicio de las caricaturas con su apoyo al semanario

ABC, 08-02-2007

STÉPHANE DURANDSOUFFLAND

PARÍS. Una sala atestada, tomada por la redacción al completo del semanario satírico Charlie Hebdo, desde el fundador de la revista François Cavanna a Cabu, uno de sus dibujantes estrella; el director de la revista, Philippe Val, que cita a Juan Pablo II; uno de los defensores, Georges Kiejman, que presenta en plena audiencia los apoyos a su causa con la ayuda de una escultural traductora danesa; el abogado de la acusación Francis Szpiner,que se burla del ministro del Interior, Nicolas Sarkozy… Como estaba previsto, el proceso de las caricaturas de Mahoma, que arrancó ayer en el tribunal correccional de París, tuvo tanto de desfile de modelos como de debate judicial.

Philippe Val comparece primero. Con el tinte céreo de quien duerme poco, un físico seco de «clown» blanco pasado a la vida civil, una soltura verbal y una mecánica intelectual de primer orden. El presidente, Jean – Claude Magendie, pregunta al director de «Charlie Hebdo» en qué circunstancias ha publicado los dibujos daneses y la portada realizada por Cabu – en la que se veía a Mahoma que se llevaba las manos a la cabeza y en alusión a los terroristas decía: «Es duro ser amado por tontos». «No hemos tenido ningún tipo de menosprecio hacia los creyentes… Si hubiéramos visto el menor tinte racista, no los habríamos publicado», responde el periodista.

Cita de Juan Pablo II

Para él, los dibujos sólo se refieren a los terroristas que traicionan el islam, no a los creyentes sinceros y pacíficos. Val pronuncia un espléndido alegato a favor de la libertad de expresión y de crítica. Preguntado sobre las presiones de los fundamentalistas, responde: «La existencia de la democracia se asienta sobre la confianza. No es mi costumbre, pero citaría a Juan Pablo II: «No tengáis miedo»».

Un cuestionario caricaturesco

Los abogados de la Unión de las Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF) y de la Gran Mezquita de París se lanzan a continuación a un cuestionario enrevesado e, incluso, caricaturesco. Val no tiene el menor problema en rechazar sus asaltos permaneciendo cortés y con aspecto serio. «Es necesario que los ciudadanos se puedan reír de los terroristas» recalca, para añadir: «Lo sagrado sólo lo es para los adeptos de una fe» En ese momento, la defensa, Kiejman, lee una carta de apoyo a Val que le ha llegado, según precisa, hace unos minutos: «Tengo que dar mi apoyo a vuestro diario … del que he sido a menudo un blanco privilegiado… Prefiero el exceso de caricaturas a la ausencia de caricaturas». Radiante por su efecto, el abogado prosigue: «Firmado, Nicolas Sarkozy, bajo el encabezamiento «Unidos, todo es posible»».

Tenemos así a la revista «Charlie Hebdo» bajo el inesperado y alto padrinazgo de un Papa difunto y del ministro del Interior, encargado de Cultos. Szpiner, la parte civil de la acusación, responde que este testimonio de Sarkozy debe ser descartado, ya que no ha recibido el previo aval del Consejo de Ministros y no está acompañado por la fotocopia de su carné de identidad. Risas. Kiejman replica: «Renunciamos. El tribunal olvidará esta carta y la prensa no hablará de ella».

Con más seriedad, el abogado de la Gran Mezquita de París recurrirá a un testigo que pondrá en apuros a la defensa. El erudito de la universidad, Abdelwahad Meddeb, aporta un juicio severo sobre el dibujo que muesta al profeta con un turbante en forma de bomba. Es un golpe duro y muestra cómo esta caricatura supone el mayor problema para «Charlie Hebdo».

Los «principios republicanos»

A continuación interviene François Hollande. El secretario general del Partido Socialista proclama: «No estoy aquí en nombre de la izquierda para apoyar a un diario de izquierdas», sino para apoyar la libertad de expresión como «principio republicano». Mordaz, se dirige a las partes civiles y les espeta: «Pienso que vuestra acción se sitúa a la altura del abuso de derecho».

Finalmente comparece Flemming Rose, el redactor jefe del «Jyllands Posten», el periódico danés que primero publicó las caricaturas de la polémica con los islamistas. La sesión cobra aires de teatro de bulevar. Primero aparece flanqueado por un intérprete de edad avanzada que no sabe muy bien lo que debe traducir. Pronto es sustituido por una danesa políglota jaleada por el público y que podría ser su nieta. Pero lo importante está en el testimonio: el «Jyllands Posten» encargó las caricaturas como reacción a la autocensura galopante existente en Europa sobre el islam. Su diario ha ganado las demandas judiciales de las que había sido objeto en Dinamarca por organizaciones islámicas. Rose, cuya mujer fue ciudadana soviética, deja esta sentencia inapelable del proceso de París: «Esto me recuerda a mis comienzos cuando trabajaba como corresponsal en la URSS».

EDA © Le Figaro 2007

AFP

El redactor jefe del «Jyllands Posten», Flemming Rose, junto a una de las portadas polémicas del

semanario satírico francés «Charlie Hebdo», ayer en París, poco antes de comparecer en el juicio

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