El incivismo motiva el éxodo de numerosos vecinos de La Salut
La calle de Pau Piferrer, de apenas 580 metros, tiene 37 anuncios de venta de pisos y locales. Las inmobiliarias dicen que la presencia de gitanos rumanos hace aumentar la oferta y bajar los precios
El Periodico, 07-02-2007DAVID PLACER
BADALONA
Los balcones de la calle de Pau Piferrer del barrio La Salut de Badalona, donde se iniciaron las protestas contra el incivismo de gitanos rumanos, muestran cada día más anuncios de ventas de pisos. Son tantos como 37 (28 de viviendas y 9 de locales) en un tramo de apenas 580 metros de calle. Casi todos los vecinos manifiestan su deseo de mudarse del barrio por el mal comportamiento de los gitanos rumanos, que desde hace dos años se han instalado en la zona.
Los vecinos se quejan de ruidos nocturnos, incremento de la basura en espacios comunes y más robos. “Cuando vi que hacían sus necesidades en la escalera, me di cuenta de que ya era demasiado. Puse el piso en venta y me voy a 18 kilómetros de aquí. Aunque mi esposo sigue trabajando el barrio, queremos estar lejos de esta gente”, explica Katty Alsina, una vecina del número 33 de la calle de Pau Piferrer, donde están en venta otros dos pisos más.
En las calles de Pau Piferrer, Calderón de la Barca y Juan Valera, con alta presencia de gitanos rumanos, no es difícil encontrar a vecinos con planes de mudanza. Esther Cabestany, que inició las protestas contra los gitanos rumanos cuando se desbordaron las aguas negras hacia su casa, dice estar arrepentida de haber adquirido su piso. “Hace un año que lo compré, pero no lo puedo revender ahora porque Hacienda me cobraría un 16% por especular. Tengo que esperar dos años más para poder irme de aquí”, explica.
SIN ASCENSOR
Las inmobiliarias reconocen que la alta inmigración y la actitud de los rumanos gitanos hacen que La Salut tenga los precios más bajos de Badalona. Estos factores también ocasionan que los pisos tarden más en venderse que en otros barrios. “La inmigración es una razón. Pero también hay muchos ancianos que se quieren ir del barrio porque muchos pisos no tienen ascensor”, asegura Raúl Ramón, comercial inmobiliario de La Salut.
Los problemas del barrio hacen que un piso de tres habitaciones cueste unos 70.000 euros menos que otro similar ubicado en áreas cercanas. Pero aunque los precios son los más bajos de la zona, muchos vendedores aseguran que la venta es difícil. “Hay muchísima gente que se quiere ir. Durante un año puse mi piso en venta, pero no conseguí a nadie que me lo comprara. En la plaza (Miquel del Prat con Pau Piferrer) hay una finca entera nueva donde no han vendido ni un piso desde septiembre”, afirma Raquel Simón, de 32 años.
“Mi hija se fue de aquí. Y yo si fuera más joven también me iría, porque ya no se puede vivir así. No aguantamos los ruidos, la basura y todo lo que esa gente mala trae. En mi finca explotó una bombona de butano porque sabrá Dios en qué condiciones la tenían”, dice Concepción García, de 61 años, vecina de la calle de Miquel del Prat.
El éxodo también se repite en los locales de la zona. Los comerciantes se quejan de continuos robos de mercancía y a clientes. Rafael Ordóñez, comerciante textil, tuvo que cerrar sus tiendas de ropa porque estaba cansado de la permanente vigilancia que tenía que hacer cuando sus proveedores llegaban con mercancía. “También perdí clientes. Nadie quiere que esta gente entre en sus negocios”, cuenta.
COMPRADORES PAQUISTANÍS
Pero a veces la mudanza no acaba con los problemas, ya que los gitanos rumanos también suelen mudarse con frecuencia dentro del barrio. “Vivía en la calle de Calderón de la Barca y me mudé hace dos años cuando empezaron a llegar los rumanos. Pero ahora, al lado de mi casa, en la calle de Juan Valera, también están. No hay manera de librarse de ellos”, comenta Rosi Tobías.
Los paquistanís suelen comprar pisos en la zona para alquilarlos. Muchas veces los ceden a gitanos rumanos. “Uno de cada cinco compradores es paquistaní”, explica David Blesa, comercial inmobiliario.
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