La broma era un atraco

La Ertzaintza detiene a uno de los sospechosos de asaltar el día 30 por la noche el bar 'Txingurri', en Astigarraga

Diario Vasco, 07-02-2007

MIKEL SORO/
SAN SEBASTIÁN. DV. «Pensé que era una broma cuando le ví todo vestido de negro y con un cuchillo muy grande en la mano», recuerda María, la dueña del bar Txingurri, del polígono industrial de Astigarraga. Nada de bromitas. Era un atraco a última hora de la noche del pasado día 30 de enero. Los dos autores, uno de ellos Y.M., detenido este lunes por la Ertzaintza, se llevaron la recaudación del día, los sueldos de los empleados y el dinero que la responsable dispone para dar cambios para las máquinas que tiene en su establecimiento.

Debían saber los dos atracadores que esa noche había muchos billetes en el bar restaurante ubicado cerca del cruce con la carretera que se mete hacia Astigarraga, negocio hostelero al que acuden numerosos trabajadores del polígono a comer y cenar.

A las 11.45 de la noche, acababa de salir el único cliente que quedaba y hacía un rato que se había marchado una patrulla de la Ertzaintza, que vigila el intenso tráfico de esta carretera entre Astigarraga y Hernani en estas fechas de sidrería. Cuando el empleado, Agustín, estaba fregando el suelo con las sillas levantadas sobre las mesas y María en la cocina, recogiendo en la cámara todo lo que no se había utilizado para la cena, entraron dos jóvenes, vestidos completamente de negro y con la cara tapada, que se hablaban en árabe, según pudieron constatar después los asaltados y contaron a los agentes.

Uno se quedó amenazando con un gran cuchillo al chico que fregaba el suelo y el otro se dirigió a la cocina, donde estaba la dueña, a la que golpeó en la espalda, ya que se encontraba en ese momento guardando las cosas en un armario y no se había percatado de lo que estaba sucediendo. Tras girarse la dueña del bar y constatar que no era ninguna broma, se volvió contra el atracador, pero este le amenazó con el cuchillo – tipo jamonero, pero de filo más ancho – y tuvo que guardarse su genio. El otro atacante conminó a su compañero para que no agrediera a la asustada mujer. El joven atracador le tuvo que sellar la boca tres veces con cinta adhesiva porque María se la quitaba indignada reclamándole que se fueran y les dejasen tranquilos.

El atracador se fue poniendo cada vez más nervioso y decidió utilizar como esposas unas cinchas de plástico de sujetar cables eléctricos que llevaba, atando las manos de María y cerrándole la boca con cinta adhesiva de empaquetar. En la cocina también encerraron al empleado cuando se fueron del Txingurri. Después, el atracador que ató a la dueña cogió el bolso de la mujer, comprobó que había dinero y salió, junto con el otro compañero atacante.

Susto y disgusto

«El susto ya se me ha quitado, pero el disgusto aún no», señalaba la atracada ayer por la tarde a este periódico. Cuando se tranquilizó, avisó a la Ertzaintza, que envió a una dotación de la ertzainetxea de Hernani. «Esa noche no pude dormir del disgusto y pensando la mala suerte que había tenido, porque esta zona es tranquila, además pasa mucho tráfico justo por la carretera a las sidrerías y nunca ha pasado nada», señalaba a este periódico.

Poco les costó a los investigadores dar con el paradero de los atracadores porque olvidaron uno de los cuchillos, que tenía una peculiaridad y esa misma noche encontraron el coche de María, en el que huyeron, en el cercano barrio donostiarra de Loiola.

Los ertzainas vigilaron la zona donde sospechaban que podían hallarse los atracadores y, por fin, el lunes pasado pudieron detener a uno de los sospechosos, Y.M., un joven magrebí de 25 años. El arrestado fue trasladado a las dependencias policiales de Hernani y posteriormente puesto a disposición judicial.

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