Librepensadores
El rostro femenino de la inmigración
José Miguel Rodríguez Dorantes
ND, 06-02-2007Una nueva tendencia ha venido produciéndose en los últimos años en torno al género de las personas que deciden dejar sus lugares de origen para “embarcarse” en las filas del periplo migratorio. Anteriormente, eran los varones quienes abandonaban su tierra y lo que en ella les ligaba (familia e hijos) para buscarse un horizonte mucho más promisorio del que ofrecía su entorno autóctono.
Sin embargo, hoy día, ese rostro está cambiando y son las mujeres quienes están cogiendo el “relevo” puesto que son ellas, cada vez más, mayoría en las estadísticas de inmigrantes principalmente en Europa, Norteamérica y otros destinos. En España de los 3 884 573 extranjeros según datos del último Padrón un 46, 54% son mujeres; de entre los colectivos más numerosos las mujeres representan en el caso de los marroquíes el 32,7 ; ecuatorianos el 51,4; rumanos el 46,6%; colombianos el 57,1% y bolivianos el 56,6%, situación que tiende a la alza. Tan es así, que ya se ha empezado a definir a este fenómeno como la feminización de la migración.
Según algunos autores, entre ellos Isabel Yépez y Víctor Méndez de la Universidad de Lovaina, este fenómeno “coincide con el incremento de la demanda de mano de obra doméstica debida a varios factores, especialmente a la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, a la falta de trabajadores de la economía de cuidados de salud (care economy), al envejecimiento de la población” , etc. Camareras, empleadas domésticas, cuidadoras entre otras ocupaciones son principalmente los sectores que lideréan las mujeres en la economía de los países de acogida. Cabe hacer mención, que la riqueza que generan, en la mayoría de los casos es enviada a sus países de origen como remesa para el sostenimiento de familias enteras. Siendo esta “fuerza de trabajo” imprescindible para garantizar los mínimos necesarios para la subsistencia de sus hogares en países donde el subdesarrollo concentra umbrales de pobreza altos que obligan a subsistir con menos de dos euros diarios por familia (tal es el caso de regiones de América Latina, Africa Subshariana y Noroccidental, etc).
Si bien esta feminización reciente de los flujos migratorios refleja una nueva tendencia también trae como consecuencia una serie de factores que influyen e impactan en las dinámicas tanto de los países de origen como de acogida. En lo que respecta al país de origen vemos como la migración de las mujeres ocasiona desintegración familiar, incremento en la brecha generacional (ya que los hijos suelen quedar a cargo de los abuelos), incremento de abandonos, divorcios, separaciones por parte de la pareja, etc. Por otro lado, en el país de acogida, su actividad e influencia en los escenarios sociales genera un impulso importante en la creación de redes sociales que fomentan el asociacionismo y la solidaridad convirtiéndose en actores sociales de primordial relevancia. Además de que muchas de ellas contribuyen también al incremento de la tasa de natalidad en declive en los países europeos.
Sin embargo, las mujeres pueden verse expuestas a situaciones de vulnerabilidad que pueden llevarlas a ser víctimas de violación y discriminación en sus Derechos más elementales. Por lo que, es fundamental desarrollar mecanismos que garanticen su protección y respecto en sus Derechos, así como también la Igualdad de Oportunidades tanto laborales como sociales.
Es por eso, que la feminización de la migración no debe convertirse en un factor de exclusión reduciéndose única y exclusivamente a una sectorización del mercado laboral que precisa mano de obra femenina por el tipo de actividad sino en una oportunidad de crecimiento y desarrollo en todos los niveles que, sin lugar a dudas, impulsará la construcción de nuevas visiones y actitudes más igualitarias. Por ende, su constitución y desarrollo fomentará sociedades más equitativas, abiertas, plurales, adaptadas a los cambios y transformaciones actuales que exigen modelos más flexibles de los tradicionales.
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