Radiografía de las bandas juveniles
Diario de Navarra, 06-02-2007NI todos los jóvenes son violentos, ni pertenecen a bandas, pero sí los hay constituidos y agrupados, chantajistas y peligrosos. ¿Quién se atreve a negarlo? Estos días he oído declaraciones de algunos responsables políticos que o bien se basan en un desconocimiento preocupante o en unos intereses partidistas y peligrosos. En todo caso faltan a la verdad, la que cualquier ciudadano conoce y algunos sobre todo niños y jóvenes sufren.
Conocer la realidad es necesario, analizarla obligado, e intervenir con criterio incuestionable. En España han existido bandas como la del «vaquilla», el «torete», con un líder claro. Se hacían bolsos, joyas, y era un agrupamiento de cristalización de clase, de pobreza, que nacía en la periferia de las ciudades.Siempre han existido otras bandas con otros intereses y objetivos más «ideológicos», desde los «skin», a los «punkies», tipos variables que se caracterizan por sus vestimentas, su gusto por imponer sus criterios por la violencia y su defensa territorial. También tenemos en España jóvenes patéticamente acultos, holgazanes, tiranos en casa, adocenados fuera, fracasados escolarmente o acosadores en el aula de compañeros o profesores, que gustan de ser rudos y macarras y que ante la menor ocasión para demostrar su descerebramiento, y ayudados por la ingesta de alcohol junto a otras drogas, pues se implican en broncas.
Ahora abordemos lo que nos ha llegado y no estaba aquí, lo que hemos importado sin quererlo. Si a alguien le duele es a tantos ciudadanos de esos países de procedencia que son buena gente y que ven mancillado el nombre de la tierra que les vio nacer por culpa de quienes infringen la ley, se acomodan en el victimismo y derivan responsabilidades.
Tenemos gitanos rumanos nómadas, principalmente niñas embarazadas o con hijos, que se dedican a la mendicidad y a la sustracción de teléfonos móviles. Del norte de África, y específicamente de la zona de Tánger, jóvenes que inhalan pegamento, gustan de portar navaja, trapichean con droga, se prostituyen y atemorizan y bandas latinas. Nos sobran observatorios de la juventud, sabemos lo que hay, se ve en las calles y en los campos de fútbol.
Los «ñetas», los «latin king», existen e incrementan el número de menores privados de libertad en centros de menores. No hay impunidad, la agencia para la reeducación y la reinserción del menor infractor está haciendo bien su trabajo. Cuando me nombraron Defensor del Menor contábamos con dos centros de Reforma, y hoy tenemos 11 ¡llenos! No hay impunidad, aunque los medios de comunicación transmitan desde el desconocimiento lo contrario. Jueces y fiscales cumplen y hacen cumplir la ley. Ley de Responsabilidad Penal del Menor que se modifica justo para sancionar a quien amparado en el grupo ejerce violencia.
Las bandas latinas existen, por eso se crearon dos grupos operativos de la policía. Decir la verdad no genera racismo; muy al contrario permite erradicar la semilla que ocasiona el que algunos jóvenes se apoderen de zonas como parques infantiles, o que niños nacidos aquí tengan que pagar por jugar en una cancha de baloncesto. Los españoles no somos racistas. Madrid lo demostró tras el 11 – M. No es verdad que se agrupen para defenderse de los españoles. Respetamos a los bolivianos, a los nacidos en Colombia, en Ecuador, en República Dominicana se lo aseguro yo que soy presidente de la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica, y que como Patrono de Unicef he viajado a Nicaragua y Perú.
Miren, si se agruparan para defenderse de los españoles, lo harían en un solo grupo, pero no, lo hacen en varios con ropajes e iconos distintos, para encontrarse y enfrentarse. Les falta el padre y están hambrientos de atención, por eso buscan al padre – grupo, por eso se llaman hermanos.
Cuando les pregunto en la Fiscalía me dicen que sus padres no lo saben, que les gustaría salirse de la banda, que no querrían que sus hijos pertenecieran a estas cuasi sectas machistas e hiperviolentas, pero que seguirán existiendo, que darían su vida por sus «hermanos» porque saben que ellos también les defenderían. Se está creando una cultura peligrosa, que ha de ser erradicada de raíz. Las fuerzas de seguridad les han de hostigar con persistencia, el poder judicial ha de sancionar la sola pertenencia a bandas violentas, y se ha de reprimir a quien porte armas. Junto a ello hace falta desarrollar la magnífica labor que realizan los policías – tutores y los educadores de barrio que desde los tiempos de ocio «enganchan» con estos jóvenes para integrarlos en actividades formativas, las más de las veces prelaborales. No nos encabezonemos en la escolaridad abstracta, pues la motivación es escasa o nula y el apoyo en el hogar inexistente.
Brazos abiertos de los nacidos aquí, al fin todos seremos españoles y en todo caso ciudadanos de este mundo que derriba fronteras, que como me dijo Pedro Duque desde la luna, es blanco y azul; posibilidades y atención a quienes más lo precisan y tolerancia cero con las bandas y el matonismo.
Javier Urra es psicólogo de la Fiscalía del Tribunal Superior y de los Juzgados de Menores de Madrid, patrono de Unicef y primer defensor del Menor
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