Los inmigrantes no ven cumplidas sus expectativas laborales en Galicia

La Voz de Galicia, 05-02-2007

Galicia no parece ser tierra de oportunidades para los extranjeros, aunque sí de acogida, según se desprende de un sondeo telefónico entre representantes de diversos colectivos asentados en la comunidad.


Las respuestas indican que no se ven cumplidas las expectativas laborales y que las posibilidades de prosperar son escasas, si bien se valoran positivamente la calidad de vida y la acogida. Todas las personas consultadas coinciden, por otra parte, en la satisfactoria integración de los niños.


Ion Stan, presidente de la Asociación Puente Cultural Rumano – Gallego, establece categorías para valorar el grado de satisfacción de sus compatriotas. Cree que son los veteranos quienes más desengañados se sienten porque «ven cómo está la vida laboral y perciben que no pueden sentirse en igualdad de condiciones. Los contratos de formación – dice – no dan derecho a prestación por desempleo. Ese es un problema que intranquiliza».


Por el contrario, los que llevan menos tiempo en Galicia están contentos porque ganan más y en dos o tres años podrán volver a su país para establecerse por su cuenta. «El sueldo medio en Rumanía es de unos 250 euros – señala – , mientras que aquí un empleado en el servicio doméstico cobra unos 600, a jornada completa y en muchos casos sin días libres».


Más categórica es María del Carmen Fidalgo, presidenta de la Casa de Latinoamérica en Galicia, para quien las expectativas de los extranjeros no pueden cumplirse debido a que la situación laboral es difícil, «incluso para los gallegos. No hay que olvidar – matiza – que muchos nativos tienen que buscar trabajo fuera de su tierra. Yo misma terminé aquí mi carrera y sigo aquí, pero muchos compañeros han tenido que marcharse. En un principio – concluye – , las cosas se ven bien, pero con el tiempo llega la frustración».


De opinión semejante es el presidente de la oenegé Equus Zebra, Víctor Omgbá, que emplea idéntico sustantivo para referirse a las dificultades que comporta la legalización si no es por vía contingente, agrupación familiar o contrato de trabajo. «Es frustrante para muchos», sentencia. Abdoulaye Bilal Traore, presidente de la Asociación Multicultural sin Fronteras, coincide, en esencia, con este diagnóstico y añade: «Son consecuentes. Sólo les queda aguantar, y lo hacen».


No sólo la frustración proviene de las expectativas laborales. Miguel Fernández, portavoz del Foro de Inmigración de Galicia, apunta otro dato: «Coas homologacións dos títulos ocorre o mesmo. Tardan moito tempo, a miúdo son parciais e as titulacións non se valoran igual. Eso – afirma – causa desconfianza no contratante».


Fernández aprecia matices que ayudan a ver el futuro con optimismo: «Tres ou catro anos despois de chegar a Galicia, todos progresan. A dinámica de empezar traballando no que se poida e montar logo un pequeno negocio é habitual. Hai interés e esforzo por mellorar. De feito – concluye – , máis da metade dos microcréditos concédense a inmigrantes».


Bien tratados o explotados


Cuando se le pregunta al presidente de la Asociación de Dominicanos Abrente Coruña, Demetrio Pinales, si sus compatriotas perciben que se cumplen sus expectativas laborales, ofrece una respuesta a la gallega: «En parte sí, en parte no. Los primeros, porque se sienten bien tratados; los segundos, porque se consideran explotados. Entonces, ante la indefensión, se adaptan a lo que hay», sentencia.


Todos los consultados afirman que en Galicia hay menos oportunidades que en otras regiones, pero pese a ello encuentran ventajas. Bilal dice que en Bélgica ganaba más, pero prefiere la vida de aquí: «Es más tranquila, se puede hablar con la gente y no hay problemas de comunicación».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)