Denuncia la "historia silenciosa" de las canarias que emigraron a América

El Día, 04-02-2007

La catedrática de la ULL Teresa González ha publicado el estudio “Mujeres y Emigración: Mujeres canarias de ayer en el éxodo americano”, con el que pretende rescatar del olvido a las isleñas que cruzaron el Atlántico, la mayoría en condiciones infrahumanas. Algunas fueron víctimas de la “trata de blancas”.

EFE, S/C de Tenerife

La emigración de mujeres canarias a América es poco conocida y está pendiente de investigar, pues la Historia ha silenciado el protagonismo de miles de isleñas que cruzaron el Atlántico, a veces en condiciones infrahumanas, y en ocasiones algunas fueron víctimas de la “trata de blancas”.

Así lo manifiesta la catedrática de la Universidad de La Laguna Teresa González, quien afirma que urge revisar la visión de la Historia construida desde la perspectiva masculina, pues los historiadores no prestaron atención a las emigrantes “y la ignorancia acompañó al éxodo femenino”, pues se incluyen en el colectivo migratorio de forma genérica.

Las mujeres emigrantes son poco conocidas aunque desempeñaron un papel especial en los territorios recién descubiertos y muchas generaciones de isleñas cruzaron el Atlántico con rumbo al Nuevo Mundo pero, sin embargo, su quehacer permanece ignoto e irreconocido para la mayoría de los estudiosos.

Teresa González, que ha publicado en 2006 un estudio titulado “Mujeres y Emigración: Mujeres Canarias de Ayer en el éxodo Americano”, prologado por el americanista Manuel de Paz, afirma que con este trabajo ha pretendido rescatar del olvido a las emigrantes isleñas, aunque la aportación es limitada “pues se halla condicionada por la escasez de documentos y referencias a las mujeres”.

Aunque es difícil de determinar la cifra de la emigración femenina, según algunos autores las mujeres representan el 25% de los isleños que participaron en la colonización de América y formaron parte de las expediciones que poblaron la Luisiana, San Antonio de Texas, Montevideo y otros lugares del continente fundados por canarios.

Sin embargo, el papel de las isleñas permanece “invisible” y a pesar de que en 1972 la americanista Analola Borges planteó la necesidad de rescatar del olvido a las mujeres, reconocer la importancia de la emigración femenina canaria y realizar una investigación específica en este campo, no se ha avanzado lo suficiente. En general, la segregación sufrida por las mujeres es un particular tipo de “apartheid” que las sumió injustamente en el anonimato y el olvido a pesar de su valiosa aportación, precisa la catedrática.

Las mujeres contribuyeron al poblamiento, al establecimiento de redes étnicas y familiares así como a la transmisión cultural y han sido “claves” en la consolidación de las señas de identidad de los canarios en América, además de estrechar los vínculos entre sus paisanos y fomentar la práctica de sus creencias y cultos religiosos.

Ellas constituyeron un elemento clave en las colonias, en el proceso de integración de la nueva sociedad y en la identidad cultural.

Hacia América partieron “mujeres cultas e iletradas, sencillas y cargadas de responsabilidades que dieron impulso a la vida en las colonias y contribuyeron a su prosperidad”. Y posteriormente, después de la independencia contribuyeron también al desarrollo de las nuevas naciones o repúblicas.

Pero las isleñas fueron igualmente emigrantes humildes y trabajadoras que en busca de un porvenir se trasladaron, sobre todo, a Cuba y Venezuela en los años de economía difícil.

La experiencia de Cuba

Las canarias abandonaron su tierra en busca de mejores perspectivas pero en ocasiones su incultura fue aprovechada por los empresarios que abusaban de su ignorancia utilizando contratas con cláusulas engañosas y falsas promesas, advierte González. Un capítulo muy escabroso y muy triste fue su explotación como prostitutas en Cuba, pues hubo casos de isleñas que fueron llevadas a los prostíbulos de La Habana, incluso algunas vendidas como mercancías en el muelle.

Ayer, igual que hoy, resultó un negocio muy rentable especulando con la dignidad y los derechos humanos, y abusando de la pobreza de las inmigrantes.

En suma, las mujeres eran sostenedoras de sus familias y tuvieron que sortear dificultades para ganarse el sustento, rompieron con los esquemas tradicionales y se aventuraron a buscar una mejor forma de vida, añade.

A veces emprendieron el viaje de forma clandestina y al llegar a América fueron detenidas y conducidas a campos de concentración, como sucedió en Venezuela.

Las emigrantes fueron explotadas a veces por los propios familiares y encontraron una vida llena de dificultades en un medio adverso.

También recuerda “al grupo de incautas a las que el destino les deparó la caída en manos de comerciantes sin escrúpulos”, pues la emigración femenina constituyó “un lucrativo negocio para las redes de la prostitución que operaban desde las Islas trasladándolas a Cuba, donde fueron víctimas de la trata de blancas. Estas isleñas escribieron una de los páginas más tristes en América”.

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