En más de la mitad de los colegios ni siquiera el 10% de su alumnado es de origen inmigrante

Diario de Noticias, 04-02-2007

Pamplona. Más de la mitad de los trescientos centros escolares (si se subdividen por modelos) ni siquiera llegan a tener en sus aulas a un 10% de alumnos de origen extranjero, una treintena presentan porcentajes superiores al 50% mientras que sólo otros 33 se encuentran en la horquilla de 10% – 20% que garantizaría una integración escolar adecuada en términos pedagógicos y sociales. Ésta es la foto fija que se desprende de una respuesta parlamentaria de Educación a EA publicada en el Boletín de la Cámara y que sirve de fondo para un complicado debate social.

La cifra del 10% no es una referencia abstracta. El número de alumnos de origen extranjero matriculados en las aulas navarras es de 8.889 frente de un total de 88.702 escolares. Esto supone un porcentaje del 10% que coincide también con el peso específico de esta población a nivel general: más de 60.000 sobre un total de 600.000 habitantes. Sin embargo, su distribución a lo largo de la doble red educativa no responde a estas proporciones naturales ya que el 80% de este alumnado se concentra en la red pública, mientras que sólo 1.700 van a la concentrada. La situación es muy variada según zonas y centros pero es llamativo que en más de la mitad de los casos (en 169 de las 319 desglosados por modelos y centros ) ni siquiera se alcanza esa cifra del 10%, por otra parte la barajada por la Administración en su propuesta a los sindicatos para conceder un profesor de refuerzo para estas minorías. En la otra mitad, se dan situaciones extremas como 29 colegios con más de un 50% de alumnos de origen inmigrante. Así, sólo una treintena de los cerca de trescientos centros estarían en un franja sostenible desde el punto de vista pedagógico de entre el 10% y el 20% de alumnos de origen extranjero. Desde la óptica lingüística, el desequilibrio (explicable por otras razones) entre euskera y castellano es abrumador en favor del segundo idioma pues poco más del 1% eligen el modelo D, lejos del dato de la CAV.

El reciente desarrollo de la LOE con los borradores de la nueva normativa foral de baremación, zonificación y comisiones escolares locales ha reabierto una polémica sobre la que hay posiciones muy encontradas entre los representantes de la red pública, los de la concertada y las propia Administración. El tema requiere también un análisis de fondo en clave social y urbanística además de que existe un reconocimiento general de que es complicado incidir en la práctica sobre una distribución que perjudica tanto a los propios alumnos inmigrantes y centros que rozan el gueto como a los que tienen un cupo tan bajo que no están educando a sus alumnos en contacto con la realidad social plural que se está imponiendo en Navarra.

Con muchos matices y puntualizaciones sobre las propias estadísticas (el censo como tal es de extranjeros, no de inmigrantes por lo que pueden quedarse fuera otros como adoptados y además ser inmigrante no es sinónimo de tener necesidades educativas especiales, que es lo que complica la gestión del centro) se vislumbran dos grandes posturas sobre el sistema educativo aunque nada es blanco o negro ni estanco. Por un lado la Administración apuesta por abordar la cuestión con un abanico variado de recursos extras (profesorado, guías, programas de castellano….) dirigidos a reforzar la atención en los centros donde por razones sociales o geográficas hay un elevado índice de inmigración. La enseñanza concertada no está lejos de este enfoque, aunque considera que también en esto la dotación de medios es insuficiente y cree que el tema transciende el ámbito educativo y que hay que respetar la libertad de elección de los padres. Por otra parte, los representantes de los sindicatos, apymas y directores de la red pública piensan que es un tema capital para el sistema educativo y piden mecanismos más decisivos y eficaces (previstos en la LOE) que esas comisiones locales para una escolarización más equilibrada que no acabe provocando una guetización y efecto huida de la red pública.

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