Un clan rumano maltrataba y violaba a compatriotas para forzarlas a la prostitución

Cinco sospechosos, detenidos por la Policía Nacional

La Verdad, 31-01-2007

No ahorraban esfuerzos para convencer a las mujeres de que era mejor no tratar de escapar y que debían asumir que estaban llamadas a prostituirse durante mucho tiempo. Y a base de golpes, de amenazas de muerte y hasta de violaciones, conseguían que nadie se saliese del redil.

Ahora, esta violenta red de proxenetas y traficantes de seres humanos acaba de ser desmantelada por agentes de la Brigada de Extranjería del Cuerpo Nacional de Policía de Murcia. La operación, denominada Castillo, ha permitido – según asegura este cuerpo – desarticular un grupo organizado integrado por un clan familiar rumano, dedicado a la explotación sexual de mujeres de su misma nacionalidad, a las que obligaban a prostituirse en clubes de alterne. Las chicas eran mantenidas bajo control en un piso de Balsapintada, en el campo de Cartagena, y tenían totalmente limitada su libertad de movimiento.

La intervención policial se puso en marcha cuando una de estas mujeres, que había conseguido escapar, fue localizada más tarde, secuestrada y violada por el líder de la red. Fue entonces cuando la Policía, al tener conocimiento de estos hechos, puso en marcha la operación, que se ha desarrollado en dos fases y ha permitido detener a los hermanos Vergil G., cerebro del grupo, de 31 años; Marian G., de 27 años; Bianca Elena G., de 31 años; así como a los españoles Antonio S.P., de 52 años, y Francisco C.M., de 29, éste último yerno del primero, y presuntos responsables ambos del club donde las inmigrantes eran forzadas a ejercer la prostitución.

A todos ellos se les imputa un delito relativo a la prostitución, otro contra los derechos de los trabajadores y contra los derechos de los ciudadanos extranjeros en España, mientras que a los dos hermanos Vergel y a Marian también se les imputan delitos de detención ilegal y agresión sexual.

El clan familiar se dedicaba a reclutar mujeres de su misma nacionalidad, a las que proponían venir a España para trabajar en la hostelería. Pero una vez en el país, las obligaban a prostituirse.

Se refugiaron en Elche

Para garantizar su control, las mantenían retenidas en un piso de Balsapintada, y desde allí eran trasladadas cada tarde al club Escorpión. Sin embargo, seis mujeres consiguieron eludir el control, y huyeron. Cuatro de ellas se refugiaron en un piso de Elche.

Cuando los hermanos Vergil y Marian lograron localizarlas, se desplazaron a Elche, y secuestraron a una de ellas, a la que introdujeron a golpes en un Mercedes. Después, Vergel la violó.

Conocidos estos hechos por la Unidad Contra Redes de Inmigración Ilegal y Falsedad (UCRIF), y con el apoyo del Grupo Operativo de Respuesta (GOR), del Cuerpo Nacional de Policía de Murcia, se activó la intervención que acabó con la desarticulación de este clan.

Tras estas detenciones, la joven secuestrada fue localizada por los agentes de la UCRIF en Alcantarilla, donde la habían dejado sus secuestradores al conocer que eran buscados por la Policía.

Una vez liberada la chica rumana, se procedió a realizar un control de extranjería en el Club Escorpión de Balsapintada. En la actuación policial intervinieron también inspectores de Trabajo, para el levantamiento de las actas correspondiente en los casos de infracciones de índole laboral. –

Dicho control se realizó en horario de apertura al publico. El establecimiento posee dos barras – bar, así como veinte habitaciones, en las que las mujeres ejercen la prostitución, y a las que se accede directamente desde el lugar de alterne, según la Policía. Varias de dichas habitaciones estaban ocupadas por mujeres de alterne y clientes.

En esta segunda fase fueron detenidos Antonio S.P., y su yerno Francisco C.M., que ya lo habían sido también en el 2003 por hechos de esta misma naturaleza, y que presuntamente controlaban el local bajo la cobertura de relaciones publicas.

En el momento de ser identificados, les fueron intervenidos casi 10.000 euros, lo que apunta supuestamente al control que ejercían sobre la prostitución en el local. En la caja registradora se hallaron otros 1405 euros. De las 34 mujeres que había en el local, cuatro brasileñas y una paraguaya estaban en situación irregular, por lo que se les abrió expedientes de expulsión.

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