Abandonan a un niño marroquí sordo y ciego en el hospital de Melilla

ABC, 31-01-2007

C. M.

MELILLA/MADRID. Los médicos creían que tenía tres años, pero tras la prueba oseométrica el forense asegura que ya ha cumplido los seis. Su supuesta madre le abandonó el pasado viernes en las urgencias del hospital comarcal de Melilla sin ningún documento ni cartilla sanitaria. El caso del pequeño marroquí – ni siquiera se sabe su nombre – es dramático. A falta de un diagnóstico preciso, presenta síntomas de discapacidad física y psíquica. No oye, o al menos no responde a los estímulos auditivos, carece de varios ángulos de visión, está desnutrido y lo más sorprendente – porque da idea de cómo ha debido de vivir – en lugar de caminar se arrastra.

La consejera de Bienestar Social del Gobierno de Melilla, María Antonia Garbín (PP), informó ayer de este caso, el quinto que se produce en la Ciudad autónoma en poco más de un año con mimbres muy similares. Los responsables del hospital alertaron a la Policía Local y a los servicios de protección de menores del abandono del pequeño que había sido ingresado para atenderlo de una urgencia médica.

«Los padres (o supuestos) se marcharon sin dar ninguna explicación y no dejaron ninguna documentación del niño, que sabemos que padece una grave discapacidad aún pendiente de diagnóstico. Ya ha sido trasladado al centro asistencial», indicó la responsable de Bienestar Social.

Pese a la gravedad del caso no es el único. La Consejería de Bienestar Social de Melilla se ha hecho cargo en los últimos 15 meses de otros cuatro abandonos, al menos dos de ellos a las puertas del hospital. Uno de los pequeños padece espina bífida, otro huesos de cristal y un tercero «síndrome de Down».

La consejera manifestó que si se tratase de casos de menores o familias españolas, podrían actuar, pero «nos vemos impotentes, atados de pies y manos, porque son familias marroquíes que actúan impunemente y no podemos actuar ni intervenir en Marruecos». La única opción es que algún centro especializado pueda acoger a estos niños.

No son los únicos problemas que tiene el negociado de Garbín. Ayer, en los centros de acogida de Melilla había 315 menores extranjeros no acompañados. El retórico nombre corresponde casi en un 99 por ciento a chicos marroquíes que atraviesan los pasos fronterizos, animados por sus familias en muchos casos, sin documentos que los identifiquen en otros tantos y sin ninguna gana de volver a su país casi siempre. Entre ellos han llegado en los últimos meses dos chicos quinceañeros que padecen cáncer y que han sido enviados a un hospital de Málaga para recibir tratamiento.

Garbín desgrana una lista de problemas que tienen su origen y fin en el vecino Marruecos y se indigna ante las acusaciones de la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, quien criticó a Melilla – también a Madrid y La Rioja – por «incumplir» el acuerdo de solidaridad con Canarias en la acogida de menores subsaharianos.

«¿Cómo vamos a ofertar plazas para chicos subsaharianos si nos faltan para atender a los que llegan de Marruecos y ya están aquí? Todos los centros están saturados», replica la responsable de Bienestar Social. «No existe cooperación con Rabat. Todavía estamos esperando una respuesta del Gobierno por la negativa de Marruecos a aceptar a los niños que están en Ceuta y Melilla».

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