Cerca de 800 rumanos y búlgaros podrán votar en las próximas elecciones locales en Vitoria
los empadronados de estos dos países se han multiplicado por ocho en la ciudad desde 2001
Diario de noticias de Alava, 30-01-2007La UE todavía les impone ciertas restricciones laborales, pese a la integración de estas dos naciones en la Europa de los 27 La UE todavía les impone ciertas restricciones laborales, pese a la integración de estas dos naciones en la Europa de los 27
Varios ciudadanos rumanos asentados en un campamento de Agirrelanda juegan con la nieve caída la pasada semana en Vitoria.Foto: david moreno
victoria herrero
vitoria. Cerca de 800 ciudadanos rumanos y búlgaros podrán participar en los comicios municipales que se celebrarán el próximo 17 de mayo para decidir si Alfonso Alonso debe seguir siendo alcalde de Vitoria o si merece, por deméritos, que el candidato de algún otro partido lo sustituya en el cargo. En total, según las cifras actualizadas a 1 de enero, son 657 los rumanos y 129 los búlgaros que podrán ejercer su derecho al voto tras la integración de estas dos naciones en la Unión Europea a comienzos de este mismo año.
En la actualidad existe un total de 853 ciudadanos de Rumania formando parte de las listas del padrón de Vitoria. En esos registros hay apuntados cerca de 6.000 compatriotas rumanos en todo el conjunto de la CAPV. Los 17 millones de ciudadanos de esta república del Este son ya plenos integrantes de la Unión Europea, con los derechos que esto comporta.
Esta situación ha provocado algunas avalanchas de personas a las puertas de algunos ayuntamientos para registrarse. Sin embargo, en Vitoria no se ha llegado hasta tal extremo, aunque la comunidad rumana se haya multiplicado por ocho en los últimos seis años.
Los integrantes de esta pequeña Rumania se encontraron con los pros y los contras de llegar por primera vez a un país desconocido. “No es fácil que te ofrezcan un trabajo o te den facilidades para alquilar una habitación o un piso”, cuenta Aurel Toma, de 38 años, que desde que llegó a Euskadi, hace ya tres años, ha desempeñado los trabajos más variopintos para poder obtener algo de dinero.
Sin embargo, este rumano siempre ha tenido que dar explicaciones por el simple hecho de haber nacido en Rumania. “Mucha gente piensa que todos somos delincuentes o que pertenecemos a la mafia, cuando lo que queremos es un futuro y una vida como sueña todo el mundo, sea de aquí o extranjero”, denuncia.
Fue precisamente esa corrupción y esas mafias, “que también están en la Administración Pública”, además de ciertos puntos negros de los sistemas fiscal y judicial los que dificultaron durante años la entrada de este país en la Europa de los 27.
Aunque ya tienen reconocidos sus plenos derechos como ciudadanos europeos, los compatriotas de Aurel que deseen trabajar en un país de Europa que no sea el suyo propio deberán presentar todavía una especie de visado o permiso.
No obstante, esta moratoria no se aplica en los casos en los que estos ciudadanos quieran desarrollar un empleo por cuenta propia, permanecer por cuestiones de estudios o simplemente obtener una residencia para llevar a cabo actividades no lucrativas. Con esta condición, el resto de naciones europeas se aseguran que, durante un año, no se produzca una marea humana de personas en busca de trabajo.
europeos Aurel no se muestra demasiado optimista con el futuro que le espera a su país, ahora que ya ha entrada en la Unión Europea. “Todavía queda mucha corrupción que limpiar y la economía necesita un empuje fuerte”, denuncia.
En Rumania, apunta, “aunque se pueda pensar lo contrario, hay mucho trabajo, pero falta la mano de obra. Además, los sueldos son muy bajos y no hay medidas ni ayudas financieras para que este país prospere y mejore”. Algunas de las reformas económicas llevadas a cabo en los últimos años provocaron un aumento importante del paro entre la población.
Pese a esa situación poco alentadora que empuja a muchos ciudadanos rumanos a viajar a otros países en busca de “una vida mejor”, Aurel reconoce que en los años 80 en Rumania “se vivía mucho mejor que aquí”, refiriéndose a la situación que atraviesa la población extranjera.
Con todo, no desecha la idea de poder dar un proyecto de futuro mejor para sus tres hijos y por eso se traerá pronto a los dos más pequeños. “Claro que me gustaría volver a mi país”, apunta Aurel, quien asegura que si logra hallar trabajo estable y consigue traer al resto de su familia, lo más probable es que se quede en Euskadi.
“Con esto de la globalización, todo el mundo se mueve y busca una nueva vida que sea mejor, ya venga de Marruecos, de Rumania o de Canadá”, reflexiona.
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