Cuando los dueños de los establecimientos comerciales se percataron de la presencia de aproximadamente quinientas personas en los extramuros del boulevard de Asia, portando pancartas contra el racismo y otros tipos de prácticas discriminatorias, inmediatamente ordenaron el cierre de sus locales.
Lo cierto es que la de ayer no fue una jornada más en el exclusivo balneario ubicado en el kilómetro 97.5 de la carretera Panamericana Sur. El repentino cierrapuertas poco después del mediodía evidencia que la desconfianza al otro se reactiva ante la mínima protesta.
El objetivo de la Mesa Contra el Racismo de la Coordinadora Nacional de los Derechos Humanos era, precisamente, cuestionar las prácticas racistas en el país, como las que presumiblemente sufren en las playas del sur las empleadas del hogar de parte de sus empleadores.
Vestidas en su mayoría con uniforme azul, signo distintivo de las empleadas del hogar, casi medio millar de personas entre artistas, políticos y ciudadanos de a pie, se dirigieron tomados de la mano a las orillas del mar, para bañarse en las aguas del Pacífico, ante la atenta mirada de los residentes de los clubes privados y condominios.

Niegan segregación
El operativo “Empleada Audaz” concluía, pero la discusión sobre marginación en el Perú aún no.
En respuesta a las críticas, la Asociación de Propietarios de Inmuebles del Litoral del Sur (Aprils), aseguró que ninguna de las veintiséis entidades integrantes de la institución contempla en sus estatutos o reglamentos internos restricciones a la libertad a los derechos de los individuos.
“Los socios titulares, inquilinos, invitados o empleados no niegan el uso y disfrute de las zonas de playa que por ley son áreas públicas y menos aún respecto a normas de trabajo a las empleadas del hogar”, apuntaron.