Trabajadores de los centros de menores dicen que sólo cuentan con dos médicos
El Día, 29-01-2007Critican que la consejera de Asuntos Sociales, Marisa Zamora, dijera en el Parlamento que cuatro facultativos prestan el servicio, cuando en Hierbabuena “no hay médico” más que dos días a la semana, a pesar de haber dos chicas embarazadas, y en Valle Tabares sólo hay una médico que “dobla turno”.
ACN, S/C de Tenerife
Un grupo de trabajadores de los centros de menores con medidas cautelares de Tenerife critican que la consejera de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias, Marisa Zamora, dijera en el Parlamento que cuatro facultativos prestan el servicio, cuando en el centro de Hierbabuena “no hay médico” más que dos días a la semana que presta sus servicios dos horas cada uno de esos dos días, a pesar de haber dos chicas embarazadas, y en el caso de Valle Tabares, la situación es que sólo hay una médico que debe “doblar turno”.
Además, confirman el diagnóstico de sarna de una educadora y critican que no se tomasen las medidas oportunas para evitar contagios.
Un grupo de trabajadores del Centro de Menores con Medidas Judiciales de Valle Tabares, en La Laguna, ha denunciado que el servicio de asistencia y atención médica que presta la Consejería de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias, a través de un contrato entre la Fundación Ideo y la empresa Alerta Médica, en éste y en su otra instalación de este tipo en Tenerife, Hierbabuena, en Güímar, cuenta en la actualidad con dos médicos para 113 jóvenes y los empleados de ambas instalaciones. En este sentido, critican que Marisa Zamora dijera en el pleno del Parlamento que el servicio se presta por “cuatro médicos, uno de ellos de urgencias durante las 24 horas”.
La situación, según los empleados, es que hay una sola doctora para atender los dos turnos de consulta de Valle Tabares con 105 menores internos y 250 personas de la plantilla, que está cubriendo la asistencia médica desde las 08:00 a las 20:00 horas, a la vez que está localizada durante el resto del tiempo por si se presentan urgencias.
Mientras, en el de Hierbabuena, donde se alojan ocho chicas, dos de ellas embarazadas, sólo hay presencia de otro facultativo dos días a la semana, dos horas en cada uno, de tal forma que consideran que “la mayor parte del tiempo no se les está prestando asistencia médica”.
En cuanto a los servicios de enfermería, explican que son las mismas profesionales para los dos centros, que se desplazan entre uno y otro, y son cuatro, dos entre semana, y otras dos de fin de semana.
Los trabajadores “no se explican” cómo la Consejería no rescinde el contrato con la empresa, cuando se ha demostrado que no está dando el servicio acordado y después de que “quedara demostrado que había cometido la irregularidad de destinar a los centros a un médico sin papeles ni contrato legal”. Recuerdan que los responsables del área se comprometieron públicamente a rescindir el contrato si se encontraba cualquier irregularidad y, “aún siendo cierto que no conocieran la situación, ahora que lo saben tampoco hacen nada”, por lo que se preguntan “¿qué está pasando?; ¿por qué sigue ahí Alerta Médica?”.
Así, dicen tener en su poder el parte de baja de la educadora que padecía síntomas de sarna, en el que se confirma el diagnóstico. Por ello denuncian que no se llevara a cabo ningún protocolo para evitar una epidemia, que no se informase al resto de la plantilla ni se les hiciera ninguna revisión, y que tampoco se haya realizado una analítica específica masiva a todos los menores.
Inspección insuficiente
Los trabajadores consideran insuficiente que la inspección médica realizada se limitara a “preguntarle a la doctora si había habido más casos de sarna, lo que ella negó, aunque nos consta que hay informes que lo confirman en el caso de cuatro menores”. La situación se vio agravada por la coincidencia temporal de un problema de suministro que dejó al centro “prácticamente sin agua corriente durante ocho días”. Pese a que la Consejería lo negó y limitó su versión del incidente a un día, los trabajadores aseguran que estuvieron “8 ó 9 días en los que sólo había agua corriente en 4 ó 5 periodos de unos 20 minutos cada día, que ni siquiera estaban preestablecidos”. Esta situación ocasionaba que, cuando avisaban de que había agua, los menores tuvieran que interrumpir sus actividades para ir a ducharse, no dando tiempo a que se asearan más de “tres o cuatro de cada vez”, por lo que durante estos días no pudieron asearse todos a diario.
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