Lepe, una sucursal de Polonia

Un cura de cracovia comenzará a impartir misa en polaco para las centenares de recogedoras de fresa.

Deia, 29-01-2007

ESTANISLAO CIOCHO llegó a Lepe, en la costa onubense, hace dos años, cuando «el boom de las polacas» estaba, como sigue ahora, en su apogeo, ya que hoy día constituyen uno de los colectivos de inmigrantes más numerosos de la localidad, donde el 16 por ciento de sus 24.550 habitantes son inmigrantes de hasta 63 nacionalidades.

Acostumbradas a trabajar todo el día en los campos de fresas, las polacas suelen ser bastante religiosas, y no es extraño verlas participar en festividades como la romería de la Virgen de la Bella, en mayo, o presenciar en las calles los desfiles procesionales de la Semana Santa.

No obstante, no fue la cantidad de inmigrantes que viven en la comarca lo que hizo que el cura polaco acabase en medio de una colonia de su país, sino su estado de salud.

«Después de treinta años acostumbrado al clima trópico que me caía tan bien, en América Latina, sobre todo en Colombia, no me adapté al clima polaco, y vine al sur de España, donde encontré un clima más clemente, y el obispo me aceptó».

Misas en polaco

La llegada a Lepe de don Estanislao no fue un alivio sólo para él, ni para la comunidad polaca, sino también para el párroco de la localidad, Feliciano Fernández Sousa, un hombre que lleva más de treinta años atendiendo en solitario la localidad más grande de la provincia de Huelva. Feliciano asegura que la localidad mantiene una «intensa actividad religiosa», aunque los cultos se reduzcan a la única iglesia del municipio, la de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, donde Ciocho trabaja como coadjutor.

La actividad diaria de este párroco «que no acaba nunca» se verá ampliada a partir del cuatro de febrero próximo, cuando comience a oficiar la misa todos los domingos nada menos que en polaco.

Y es que la comunidad polaca acude regularmente a misa, aunque lo hace más por costumbre que por otra cosa, ya que las feligresas participan en las eucaristías por instinto, sin entender en buena parte las palabras del sacerdote, lo que ahora se quiere corregir con las misas en su propio idioma.

Un trabajo arduo

«El trabajo de un sacerdote es muy grande en todas partes, porque nunca hay suficientes en todo el mundo», explica Estanislao Ciocho, que lamenta que «hay suficientes necesidades que un sacerdote puede prestar atención para mejorar la vida de los feligresas, y hay bastante trabajo, como entierros, misas, retiros espirituales, encuentros con grupos parroquiales etc…». A juicio de este embajador de Polonia en Lepe «en ocasiones hace falta prestar un servicio en parroquias de vecindad porque el párroco enfermó o viajó, y siempre hay trabajo, bastante trabajo».

El hecho es que Estanislao Ciocho ha caído en gracia entre la comunidad católica del municipio lepero, entre otras cosas por su origen, Cracovia, el mismo de Karol Józef Wojtyla (Juan Pablo II), con lo que tiene un tono de voz muy parecido al del anterior Papa, lo que llama la atención entre los feligreses.

Su nuevo trabajo a partir de febrero ha sido aplaudido, entre otros, por el teniente de alcalde de Bienestar Social del Ayuntamiento, Manuel Jesús González (PA), acostumbrado al trato en corto a diario con los inmigrantes que viven en el municipio.

«Nosotros trabajamos por la integración de los inmigrantes, y una buena parte de esa integración se consigue con cosas como estas, que los polacos puedan escuchar misa en su propio idioma, algo que nos parece una buena idea», explica el político lepero.

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