Kapuscinski

La Verdad, 29-01-2007

Acaba de morir Kapuscinski, maestro de los periodistas del mundo, el hombre honesto que entendió el periodismo como la búsqueda de la noticia y no la manipulación de los hechos para crearla.

Kapuscinski era polaco y comenzó a trabajar como reportero en una época dura y difícil para su país donde imperaba la censura y las conciencias habían sido educadas para ver el mundo de una determinada manera y aceptarlo tal como se lo habían mostrado. Aun así, a los veinte y pocos años viajó a India y China y describió lo que veía, consciente de la gran muralla que suponía la lengua y una concepción de la vida, de la divinidad, de la comunidad y del mundo que poco tenían que ver con la que él llevaba como bagaje, además de su inteligencia, de su sentido personal de la ética profesional y de una complicidad y solidaridad que fueron creciendo con los años y el ingente trabajo de viajar que no abandonó más que a las puertas de la muerte.

Entre sus muchos libros citaré hoy Los cinco sentidos del periodista (estar, ver, oír, compartir, pensar) que se ha distribuido entre miles de escuelas, talleres y estudiantes de periodismo y que tal vez, pienso en mi inmarcesible optimismo, servirá para que una nueva generación de periodistas desbanque a otra que ha aprendido a inventar, manipular o desechar la noticia calibrando únicamente el escándalo o el morbo que provoca, o la acción en favor de un determinado grupo, político o no. El escándalo como noticia podría llamarse a la vocación de ciertos medios que cuando uno de esos escándalos, inventado también y fomentado desde sus páginas, no funciona, inventan otro aunque sea creando situaciones difíciles para la ciudadanía y provocando desastres en cadena.

Algo como lo sucedido en Alcorcón esta semana donde una mera pelea entre dos parejas, cada una formada por español y extranjera, ciertos medios han convertido, con su exageración y manipulación, en un problema de racismo y de lucha de bandas, que ha provocado indignación entre las personas que viven en esta localidad. Es más, en un debate en la primera cadena de TVE sobre esos hechos, ni siquiera fue invitado un testigo ni mucho menos una persona del lugar. Sólo medios y comentaristas. Se ha dado la voz a niños de doce o trece años que por aparecer en TV como su vecino han dicho todas las brutalidades que se les han ocurrido, a las que se ha dado categoría de verdad.

¿Cómo se deshace este entuerto y cómo se evitan las consecuencias que pueda tener encender esos fuegos?

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)