"El Universo" ECUADOR: "El 'viaje seguro' narrado por sus sobrevivientes"
A través de anuncios, los coyotes ofrecían por $ 30 o $ 50 el sueño de llegar a los Estados Unidos.
Prensa Latinoamericana, 26-01-2007“Adiós Costa Rica, nos salvaron la vida” fue la exclamación que se escuchó en medio del ruido de los roncos motores del avión Hércules C130 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana cuando alzaba el vuelo rumbo a Ecuador, el miércoles pasado, a las 14:45.
En el interior de la aeronave, los 44 migrantes que el 11 de enero se habían aventurado al mar en el barco El Intrépido y que fueron interceptados por una fragata estadounidense el sábado pasado iban un tanto estrechos, pero a la vez emocionados por el regreso.
Ellos, 28 cuencanos, 11 guayasenses, tres quiteños, un ciudadano de Macas y otro de Campala (Cañar) estuvieron en altamar durante nueve días, en un viaje organizado aparentemente por tres coyotes peruanos, cuya operación se revela a través de los testimonios de los propios emigrantes.
Jefferson Julee, oriundo de Naranjito, en Guayas, recordó cómo él y otros ocho coterráneos decidieron sin mayor reflexión iniciar el viaje a Estados Unidos.
Julee les había avisado a sus amigos sobre un anuncio en donde se ofrecía “viaje seguro a EE.UU., España o Italia”. Iván Mera Vallejo recordó que cuando decidieron averiguar, los coyotes les dijeron que no debían entregar más que 30 o 50 dólares como enganche. El resto al llegar a EE.UU.
Los coyotes se comunicaron con ellos desde cabinas telefónicas para coordinar el viaje.
En el barco también iban 13 peruanos. Tres de ellos, que ya están bajo las órdenes del Ministerio de Seguridad de Costa Rica, serían los tripulantes, es decir, parte de la red de coyotaje. La viceministra de Gobernación de Costa Rica, Ana Eugenia Durán, reveló el nombre de dos: Andrés Cruz Rodríguez y Luis Alfredo Rodríguez Obregoso.
Julee y Mera aseguraron que los coyotes les habían advertido que no salieran a cubierta, para evitar que los descubrieran.
María NN, por ser mujer, sí pudo estar durante mayor tiempo en la cubierta. Ella fue testigo que cuando un helicóptero estadounidense los localizó, los tres migrantes peruanos les exigieron que no los denunciaran: “La gente, por miedo, no dijo nada”.
A María, la posibilidad de un mejor trabajo y de darles educación a sus dos hijas, la sedujo. Por eso se animó a viajar. Recordó que el jueves 11 fueron llevados hasta una playa cercana a la ciudad de Manta. En lanchas rápidas, varios hombres que se tapaban la cara con sus propias camisetas, los transportaron hasta el barco El Intrépido.
Ruperto González Montero, un migrante de Perú, explicó que para él la aventura se inició en Piura desde donde fue por tierra hasta Manta.
Tras el rescate, los 57 pasajeros fueron albergados en el Centro de Aseguramiento de Extranjeros en Tránsito, donde se les dio de comer y se los trató gentilmente.
“El coyotaje nos preocupa porque consideramos que no va a decrecer. Estamos agradecidos por la reacción inmediata del Gobierno
ecuatoriano.”
Ana Eugenia Durán,
viceministra de gobernación de Costa Rica
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