E. Press Madrid
UN ESTUDIO encargado por el Ayuntamiento de Alcorcón en diciembre de 2005 revela, en contra de lo dicho por la Delegación de Gobierno tras los incidentes del último fin de semana, que en el municipio «hay al menos ocho bandas urbanas que practican habitualmente la violencia». Se trata de Ñetas, Skinhead neonazis, Skinhead antifascistas, Latin King, LMC, marroquíes, bakalas y la “banda del chupete”.

El “Estudio de la violencia en la calle asociada a la actividad de bandas juveniles” señala que, según los jóvenes y adolescentes de Alcorcón, hay «bandas, tribus y otras realidades grupales», a las que se les atribuye comportamientos violentos, y que operan en determinados espacios del municipio, tales como los Pinos, los Polígonos y la zona de la Estación de Alcorcón Central.

Este «uso de la violencia» no sólo es un medio para lograr sus objetivos (robos, enfrentamiento entre bandas rivales, marcado del territorio, solución de conflictos) sino también un signo de identificación de sus componentes, tanto para los de dentro de la banda como para los de fuera. Asimismo, algunos de los entrevistados apuntan que «algunas de estas bandas trafican con drogas en el municipio». Además de estas bandas de carácter más agresivo, el informe apunta a otros «grupos incipientes», tales como los Dominican Don’t Play (DDP), los Blancos y Negros del Bronx (toles), los Black and White y los Africorcón.

El informe, que cuenta con el membrete de la misma Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Alcorcón y del Instituto Madrileño del Menor y la Familia de la Comunidad de Madrid, subraya que el personal técnico que trabaja con jóvenes cree que «el fenómeno de las bandas juveniles o no está presente o apenas tiene incidencia», pero esto se contradice con la opinión de los jóvenes de Alcorcón, quienes en el mismo informe revelan los detalles de comportamiento de estas bandas.

A la luz de esta situación, en la que los profesionales y las asociaciones no eran conscientes de la situación real en Alcorcón, el estudio recomienda la elaboración de un Plan de Acción Integral contra la Violencia Asociada a las Bandas Juveniles, apela a intensificar el control y la vigilancia policial y al aumento de los recursos que contengan programas y servicios de dinamización y educación social.