Un informe del propio Ayuntamiento de Alcorcón alertó de la existencia de bandas
Ñetas, Latin King, skinheads, bakalas...hasta ocho grupos y nueve tribus
La Razón, 26-01-2007Madrid – «Un hecho aislado, que no fue producto de enfrentamientos entre
bandas, sino simplemente una pelea de barrio». Con estas palabras
intentaba minimizar el alcalde de Alcorcón, Enrique Cascallana, la reyerta
multitudinaria que ocurrió entre jóvenes latinoamericanos y españoles el
pasado sábado y que acabó con tres heridos. Pero pese a que intentaba
«quitarle hierro» al asunto, el elcalde era perfectamente consciente del
problema de la existencia de bandas violentas en las calles de este
municipio del Sur. Y es que la preocupación por este fenómeno social llevó
al Ayuntamiento de Alcorcón, a través de su Concejalía de Juventud, a
encargar en diciembre de 2005 una investigación con el propósito de
identificar y localizar las bandas juveniles caracterizadas por la
violencia que actúan en el municipio, tal y como adelantó este periódico
el pasado martes.
Las conclusiones de este informe son de extrema
gravedad. Los LMC (Los Más Cabrones), los Ñetas, los Latin King, bakalas,
skinheads, antifascistas, skinhead neonazis, la Banda del Chupete y la
banda de adolescentes y jóvenes marroquíes; hasta ocho bandas han tomado
las calles, los parques y las canchas deportivas y tienen atemorizada a la
población. A este clima hostil – según la evaluación realizada por la
empresa Investigación & Desarrollo Sociocomunitario, con fondos del
Instituto Madrileño del Menor y la Familia – contribuyen también hasta
cinco grupos incipientes que emulan a las bandas (los Dominican Don`t
Play, los Blancos y Negros del Bronx, los Black and White y los
Africorcón), y un total de nueve tribus urbanas.
En lo que se
refiere a las bandas, si bien cada una de ellas presenta unas
características bien diferenciadas, todas tienen en común la violencia
tanto entre los miembros del grupo como hacia el exterior, yendo más allá
de ser un medio, siendo en sí misma una seña de identificación grupal. La
violencia la utilizan para todo: para marcar su territorio, en los
conflictos interculturales e incluso para garantizar la unidad grupal y la
obediencia de las bases al líder. El miedo es su «modus operandi». En este
sentido, el estudio advierte de que junto a los actos violentos que
profesan estas bandas también llevan a cabo en Alcorcón prácticas de
caracter intimidatorio, hechos delictivos y conductas xenófobas. Por si
esto fuera poco, la mayoría de sus miembros son identificados como los
«camellos» encargados de traficar con droga en el municipio.
Las entrevistas realizadas a cientos de jóvenes han contribuido además
a situar físicamente a estos grupos en la localidad. La Banda del Chupete
en la Avenida de Villaviciosa y en el centro urbano; los LMC, en la Plaza
de la Hispanidad; los skinhead neonazis en Ondarreta; los Ñetas, en las
canchas del Centro Joven, los Latin King, en la calle Mayor; la Banda de
los Moros, en la zona de los Pinos y los bakalas en los Polígonos, el de
Urtinsa y el de Polvoranca, lugares donde se concentran además la mayoría
de enfrentamientos entre grupos. Y es que la rivalidad entre bandas se
hace latente casi todos los fines de semana, especialmente entre los
skinheads antifascistas y los neonazis.
La peculiaridad de sus
indumentarias y las referencias estéticas a determinadas ideologías lleva
a los jóvenes del municipio a tener perfectamente identificados a los
miembros de las bandas y las tribus urbanas. Varones y mujeres, españoles
y extranjeros, la composición de estos grupos es bastante diversa pero a
todos ellos les caracteriza una ideología radical, bien de izquierdas o de
derechas, y una organización interna jerarquizada.
Una de las
conclusiones que más sorprende de esta investigación es la temprana edad
con la que los jóvenes entran a formar parte del grupo. En la que se
conoce como la Banda de Moros nos encontramos con una mayoría de chicos
entre los 8 y 13 años. Más escandaloso aún es el caso de la Banda del
Chupete, cuyo responsable no supera nunca los diez años.
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