Los centros de acogida para los 'sin techo' están llenos desde diciembre

La demanda de alojamientos se dispara con la llegada del temporal Caldo, cena, desayuno, bocadillos y consejos completan la oferta de cama

Diario Vasco, 26-01-2007

SAN SEBASTIÁN. DV. No hay una sola plaza libre en los tres centros de acogida social para los sin techo que deambulan por Gipuzkoa. «Pero es que no hay una cama desocupada desde hace semanas, no es que se haya completado ahora cuando ha empezado a nevar», señalaba Patxi Tolosa, trabajador de Abegi, el albergue ubicado en Tolosa y gestionado por voluntarios como si fuese una oenegé local, con subvención consistorial. Este centro de acogida tolosarra ha tenido que desviar gente a otros techos de acogida porque ya no cabían más de los once que tienen cama en este local, aclimatado y adaptado con habitaciones y camas, dos por sala, «porque a veces vienen parejas que se encuentran desarraigadas», aclara Patxi.

Lo mismo ocurre en el centro municipal Zorroaga de la capital donostiarra. «Desde diciembre está lleno», indica Iñigo Estomba, responsable del departamento de Bienestar Social municipal. Sin embargo, para los responsables, «el frío y la nieve son una preocupación más, porque aún hay gente reacia a cobijarse en estos centros o algunos son ilocalizables», lamenta Estomba. «Lo más peligroso de estas fechas es que alguien se quede fuera una noche de éstas».

Peor con lluvia y viento

Sin embargo, le resta importancia a estos factores de frío y nieve porque «es más duro para el sin techo estar en la calle con humedad, aunque no llueva, y con viento. Las bajas temperaturas las aguantan mejor», describe el coordinador del servicio de acogida y atención.

La imagen de Hotzaldi, el centro de acogida de Caritas en el barrio donostiarra de Intxaurrondo, era la pasada noche la de dos decenas de acogidos sentados en cuatro mesas sorbiendo caldo caliente mientras Jon Sardón, voluntario de la entidad caritativa, repartía las camas entre ellos. Un celador organizaba a los acogidos y una voluntaria charlaba pausadamente sentada con algunos de ellos. «Lo normal es que estos días vengan a dormir unos 35 – 40, es decir, Hotzaldi se llena».

Para atenderles están el responsable, dos voluntarios cada día de los 65 que se han prestado a una labor de solidaridad con estos desarraigados y el vigilante de seguridad, un hombre que para nada impone con su presencia y parece un colaborador más.

En los tres centros, la mayoría son extranjeros. En Tolosa, marroquíes, magrebíes y últimamente más gente del Este de Europa. En Zorroaga, la mitad son de fuera del país y la otra mitad se reparte entre gente de otras comunidades y algunos del País Vasco. En Hotzaldi, la mayoría son norteafricanos aunque también hay un palestino, un guipuzcoano y un donostiarra.

En los centros no sólo tienen cama, sino que también se les da de cenar. En Abegi, «cena de verdad, con plato y cubiertos», desayuno caliente con pan o bollería «y fruta o un bocadillo para el hamaiketako», detalla Tolosa. En los dos centros donostiarras se les ofrece un caldo caliente y, si es posible, un bocadillo. Hotzaldi pone a disposición de los acogidos una persona que atiende sus necesidades sociales, les da consejos, o simplemente, les escucha.

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