El presidente de la República, Rafael Correa Delgado, ayer se reunió con los cincuenta y siete emigrantes rescatados de las aguas costarricenses en la Base Aérea del puerto principal.

Entre abrazos y apretones de mano el Jefe de Estado, le dio una efusiva bienvenida a los deportados que llegaron en un avión de las Fuerza Aérea Ecuatoriana número 892.

El primer mandatario, en una reunión privada, escuchó las diversas peticiones de los náufragos, como la falta de empleo y oportunidades de progreso en el País.

Correa respondió a sus problemas, con un discurso lleno de esperanza y prometió ayudarlos con plazas de trabajo.
Nombró a Secretario
de Migrantes
Asimismo, el presidente, nombró a William Murrillo como secretario de los migrantes, quien desde New York coordinó con Alianza País la campaña presidencial de Correa, en Estados Unidos.

Posteriormente, se dirigió a la Cooperativa Pancho Jácome para darle su pésame y respaldo a los familiares de la niña Mishelle Mora, quien murió cuando una bala le impactó accidentalmente en una persecución entre policías y antisociales.

Correa en la vivienda de la menor, lloró junto a la hermana de Mishelle.

Ayuda psicológica, una vivienda, entre otras ofertas que beneficiarán a la familia, ofreció el mandatario.
“Por toda la niñez, he de investigar este caso y se sancionarán a los culpables y buscar que nunca más vuelva a ocurrir esta desgracia”, enfatizó Correa.

Con carteles en las manos, afuera de la vivienda, se encontraban moradores del sector pidiendo al presidente se haga justicia.

“Es mi deber darle el pésame a una familia que ha perdido un angelito en manos de la delincuencia. Que esto no vuelva a ocurrir en este País”, enfatizó. Correa argumentó que las cosas cambiaron a partir del 15 de enero, porque no le importa visitar zonas periféricas del Ecuador para dar apoyo a quienes lo necesiten.

El gobernador, Camilo Samán y la secretaria de Comunicación, Mónica Chuji, también acudieron a dar su pésame.