ROMA. Más de 2.000 personas, en su mayoría extranjeros, han sido detenidos en toda Italia como resultado de una investigación sobre el tráfico de personas que destapó una red que obligaba a niños y adultos a prostituirse y trabajar en condiciones extremas, informó ayer la Policía.

La investigación, de cuatro meses de duración, no se centró en un solo círculo, sino que se descubrieron cientos de redes, algunas de las cuales de tres o cuatro personas, explicó la superintendente Chiara Giacomantonio.

«No hubo sorpresas. Desafortunadamente, todo esto es muy conocido. Son albaneses explotando a mujeres rumanas, chinos explotando a chinos, africanos a africanos», explicó Giacomantonio. Del total de los acusados, 784 han sido detenidos, y otros 1.311 serán puestos en libertad pendientes de procedimientos legales, según la Policía. Los cargos que se le imputan son explotación sexual y favorecer la inmigración ilegal.

La mayoría de las personas acusadas y de las víctimas proceden de países del Europa del Este, incluyendo Moldavia, Albania y Rumanía, así como de Asia y Africa. Algunas prostitutas eran traídas desde Irak, explicó la superintendente.

La operación, bautizada Spartacus, ha sido llevada a cabo en 32 provincias, tanto del norte como del sur del país. «La operación contra el tráfico de seres humanos, en particular el de menores con fines de prostitución, constituye una de las prioridades de mi acción», aseguró en un comunicado el titular de Interior, Giuliano Amato.

Las jóvenes, compradas por unos 200 euros, eran atraídas a Italia con promesas de empleo o estudios y aportaban «un enorme beneficio» a los proxenetas, de aproximadamente unos 5.000 euros al mes, según declaró una fuente policial a Sky TG24. Una adolescente de 16 años, por ejemplo, fue obligada a prostituirse sin preservativo y a trabajar hasta su sexto mes de embarazo.

Venta de bebés en Francia

Por otra parte, doce búlgaros y 44 franceses se sentaron ayer en el banquillo de los acusados del Tribunal Correccional de Bobigny (afueras de París) por su supuesta participación en una red de venta de bebés búlgaros en Francia entre 2004 y 2005. Los hechos han sido reconocidos por los acusados franceses que compraron 22 recién nacidos a los búlgaros sospechosos de integrar una red de proxenetismo y venta de bebés.

Según la acusación, los traficantes búlgaros, en su mayoría gitanos, organizaban la emigración a Francia de jóvenes embarazadas. Sus bebés eran vendidos a parejas estériles, igualmente gitanas en su mayor parte, por un monto que podía oscilar entre 3.000 y 8.000 euros. AGENCIAS