Por los constantes intentos y suicidios registrados el año pasado, el hospital regional Vicente Corral Moscoso, de Cuenca, implementó un programa de atención específica.

Durante el 2006, solo el Área de Emergencias reportó 300 casos de intento de suicidio de mayores de 15 años.

En la sala de Pediatría se atendió a 58 niños de más de 6 años, por ingerir sustancias tóxicas. En total hubo 31 muertes por suicidio.

Las estadísticas de este año determinan un aumento. Para Fernando Figueroa, médico del hospital, estas cifras son irreales porque no todos los intentos y suicidios son reportados.

Por ello, dice el psiquiatra, Ismael Morocho, responsable del programa, el hospital habilitó líneas telefónicas de emergencia y departamentos médicos para quienes intentan suicidarse. Además, se dictarán charlas a estudiantes y padres de familia.

Para Morocho, los hogares más propensos son aquellos con núcleos familiares destruidos por la migración.

Hay una etapa, dice el psiquiatra, de presuicidio, en la cual la persona abandona su depresión y mejora su estado de ánimo sin explicación. “Es un síntoma para intentar suicidarse”.

La intención del programa, explica Miguel Peñafiel, director del hospital, es alertar a las familias los síntomas e indicarles cómo ayudar. Recomienda preguntar a la persona abiertamente si piensa en matarse y dejarle hablar hasta que se tranquilice. Luego buscar ayuda profesional.