POR M. J. Á.

MADRID. Cócteles molotov, navajas, cuchillos, destornilladores, palos, piedras «y cuanto podamos llevar en las manos. La vamos a liar, y bien gorda». Así de «bien» – según sus propias palabras – se preparan los pandilleros de Alcorcón ante la que dicen será una masiva concentración para defenderse de los que «vienen a «jodernos» y a fastidiarnos», según un chaval de 14 años. «El sábado vamos a cortar Alcorcón. Si la Policía se desfasa, nosotros también», dice, amenazante.

Causa estupor oírles. «¿La solución a la violencia es más violencia?», preguntamos. «No hay otra manera. Ellos llegan siempre, como el otro día, nada menos que unos 120 de Madrid, nos pinchan y se marchan. Y nadie hace nada. Saben dónde paran, pero no los detienen. Nosotros no hemos hecho nada ni les hemos provocado. Sólo queremos que se vayan y nos dejen vivir en paz, como hasta ahora», brama otro chico, de 16 años, partidario de tomarse la justicia por su mano.

En la veintena de chavales de esta pandilla ninguno estudia ni trabaja. Los hay de varios orígenes. Un guineano, un polaco, un uruguayo, gitanos… «O sea, que no somos racistas, como se ha dicho». El grupito muestra, orgulloso, sus imágenes repetidas en las páginas de los periódicos.

«Que se atrevan a venir los ´latin kings´, que les estamos esperando. Ellos empezaron esta historia al exigir dinero por el uso de instalaciones públicas y a pegar y a amenazar. Es una guerra: o ellos o nosotros».

En los foros de internet se repiten los mensajes de radicales de uno y otro bando pidiendo que se sumen a la protesta. «No necesitamos que vengan nazis ni nadie a defendernos. Nos bastamos y nos sobramos», subrayan.

Los bulos se multiplican. «Vendrán de Fuenlabrada, de Móstoles, incluso de fuera de la provincia: de Valencia, Zaragoza, Barcelona…».

Unos dicen que, después de la «masiva concentración, irán hasta el lugar en donde actúan los «latins» en Madrid. Otros, que será al revés, que éstos últimos se presetarán en el municipio. «Vendrán a medirse y no nos vamos a quedar parados. aunque, mira, no hay ningún «chucho» [latino en tono despectivo]; están todos escondidos».