La minoría como ventaja política
Las Provincias, 24-01-2007Los inicios de la próxima campaña electoral norteamericana parecen el comienzo de un chiste al estilo clásico: éranse una vez una mujer, un mestizo y un afroamericano…
Si la presencia en la tríada de cada uno de ellos respondiera sólo a su condición de minoría o de colectivo alejado durante siglos de la presidencia de los Estados Unidos sería verdaderamente triste, pues la pertenencia a un colectivo históricamente discriminado no capacita más para ejercer el poder… y a Bolivia me remito.
Ahora bien, la circunstancia resulta bastante feliz vista desde España, pues los norteamericanos, al menos, pueden plantearse la posibilidad de que un candidato novedoso llegue a la presidencia, en cambio, en nuestro contexto eso aún resulta impensable.
En España el equivalente a lo visto en
EE. UU. sería, quizás, que una mujer, un inmigrante y un gitano concurrieran a la Moncloa. Las posibilidades no son tan remotas teniendo en cuenta que una mujer está en la vicepresidencia y vox populi es que lleva las riendas del Gobierno mejor que su compañero presidente. Tampoco sería imposible ni entre el colectivo inmigrante, pues cada vez gana más visibilidad y participación pública, ni en el colectivo gitano pues tiene entre sus miembros algún ilustre político de brillante carrera dentro y fuera de España.
Sin embargo, los hechos son tozudos y llegará el día en que nos moleste seguir viendo a la mujer más válida que el hombre de vice; al inmigrante más preocupado por la tierra que pisa y donde gana el pan de sus hijos que los nacidos en ella como mera hipótesis, y al gitano más integrado e integrador que las supuestas mayorías, como la eterna posibilidad. En cualquier caso apena ver que la noticia sea el acceso de una persona por primera vez a un puesto para el que está preparada: la primera mujer, el primer hispano o el primer afroamericano que…. Esos titulares nos dan la medida del retraso social que aún sufrimos en el Occidente que presume de avanzado.
(Puede haber caducado)