LA POLÍTICA DE SEGURIDAD |LAS OPINIONES // FRANCESC HOMS

Cinismo y frivolidad

Se necesitan eficacia e ideas claras, de las que carece el Govern

El Periodico, 23-01-2007

FRANCESC Homs

En los países de mayor tradición democrática, la función de interior o policial se llama law enforcement, que significa cumplimiento de la ley. Y cumplir la ley requiere principalmente -¡que no es poco!- una organización eficaz y, aunque parezca una obviedad, tener las ideas claras. Pero lamentablemente, los pasos del tripartito no van por aquí.
De entrada, la nefasta experiencia de estos tres años. Comisarías que no están acabadas cuando se necesitan, manifestaciones de mossos, desencuentros constantes con otras autoridades policiales y una infinidad de promesas incumplidas, son algunos de los ejemplos de la herencia que nos ha dejado la señora Tura. Y alguna conciencia de ello tendrían sus propios compañeros de partido cuando decidieron que no repitiera. Porque es de todos sabido que normalmente un responsable de Interior no se cambia en tres años, a no ser que su gestión sea un desastre.
Ahora el dato más irrefutable que denota la gravedad de la situación en que hoy nos encontramos es que, durante los tres años del tripartito, los delitos se han incrementado un 16%, y las faltas un 20%, según la propia Generalitat. Y esto es lo más grave, porque tras estas frías cifras hay un incremento inaceptable de víctimas, de personas de carne y hueso que han sufrido la delincuencia directamente en su piel.
Ante esto, el tripartito del señor Montilla ha creado un macro departamento que irónicamente -por no echarse a llorar- ha sido bautizado como tutti frutti. Se ocupa de la seguridad, el tráfico, las emergencias, el juego y los espectáculos, de la participación ciudadana, las relaciones con el Parlament, de recuperar la memoria histórica, el fomento de la paz y los derechos humanos (sic). Ah, ¡y del despliegue del nuevo Estatut! Sinceramente, no creo que este sea el modo más eficaz de organizar la seguridad en nuestro país, ni tampoco de demostrar ideas claras.
Junto a estos despropósitos, en estas últimas semanas hemos empezado a oír la voz del nuevo flamante responsable de Interior y tantas cosas más. Y, en lugar de dar confianza, está engrosando un cúmulo de interrogantes que no hacen más que incrementar la angustia y la perplejidad. También es justo que vayamos por partes, aunque sea a costa de asumir el riesgo de la brevedad.
Preguntado sobre si se ha arrepentido de haber aceptado Interior, el conseller Saura nos responde que “es fascinante que la izquierda participe en el reto de elaborar una política de seguridad que asegure los derechos y la libertad de las personas”. Para luego afirmar que “no está de acuerdo con lo de que existe una angustia generalizada”. Francamente decepcionante, por injusto -no es aceptable que nos traslade a todos las frustraciones de su opción ideológica-, y por falso —negando el incremento evidente y generalizado de la delincuencia.
Pero lo que resulta absurdo, y especialmente preocupante por la forma como aparece, es la propuesta de tener mossos inmigrantes. Nos anuncia que el tripartito los “iría a buscar y les facilitaría la entrada”. Y eso que los necesitamos no para combatir, por ejemplo, el terrorismo islámico o las mafias rumanas, sino porque quiere que los Mossos “respondan a la variada composición de la sociedad catalana”. Me deja alucinado la dosis de cinismo y frivolidad que representa echar por la borda la necesidad de la discreción y el rigor en los temas de seguridad y, a la vez, generar una noticia tan incomprensible como esta.

EL
PRESTIGIOsocial y el apoyo institucional a la profesión policial es básico para que sus profesionales puedan ser eficaces en su función. Es insostenible que para ser policia baste con unos cursillos y que cualquier persona pescada al vuelo en cualquier país pueda venir a Catalunya a hacer de policía. La carrera policial en los países más avanzados es una carrera profesional de larga trayectoria que exige una gran preparación y una gran experiencia. Además, el concepto de mosso inmigrante como respuesta a la inseguridad es una frivolidad sin precedentes en nuestro país. Cabe recordar que para ser mosso se requiere tener la nacionalidad -y no un simple permiso de trabajo-, algo que debería imposibilitar después referirse al origen de esos aspirantes a policía, que a todos los efectos serían un catalán más.
No creo que esta sea la forma acertada de enfocar los temas de seguridad. Y más aun, pienso que el señor Saura y el tripartito, en lugar de combatir la sensación creciente de inseguridad que tiene la gente, no solo no organizan sus responsabilidades del modo más eficaz, sino que no transmiten ideas claras que ofrezcan la confianza que el pueblo de Catalunya se merece.

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