Peleas de barrio

Enrique Santarén

Deia, 23-01-2007

ME IMAGINO a los 19 jóvenes de Segi que esperan la llegada de la policía para llevarlos esposados a prisión, contemplando las imágenes y leyendo las crónicas de lo que ha sucedido este pasado fin de semana en Alcorcón. Decenas de jóvenes, liados literalmente a hostias con perdón, pero está en el diccionario con la advertencia de “malsonante” y no hay en este caso otra palabra que lo defina mejor no se sabe aún muy bien por qué motivo. El resultado, un herido grave ingresado en el hospital, otro menos grave con dos puñaladas en la espalda y otro joven con traumatismo cerebral. Si Alcorcón se escribiese Alkorkon y estuviera más al norte, los “terroristas” ya estarían detenidos y puestos a disposición de la Audiencia Nacional para estas horas. O se habría pedido la cabeza del consejero de Interior, del ministro y del lehendakari. El alcalde de Alcorcón, Enrique Cascallana un fenómeno tranquilizando al personal dice que todo se debió a «peleas de barrio», que es «un hecho aislado» y que no ha habido un «brote de violencia». Según él, «en Madrid cualquier noche ocurren sucesos como los que han pasado aquí». Así será, si así lo dice. La policía intervino el sábado en Alcorcón un bate de béisbol, un cuchillo, un machete y una bola de billar dentro de un calcetín. Material de fin de semana en el barrio, vamos. El domingo, 600 jóvenes recorrían las calles del pueblo a la búsqueda de latinos a los que agradecer efusivamente su contribución al PIB. Quemaron contenedores y destrozaron cabinas y papeleras. Peleas de barrio. No hay organizaciones terroristas en Alcorcón. Sólo jóvenes que se divierten. Y, como decía Gila, los que no sepan aguantar un golpe de bate o una puñalada, que se vayan del pueblo.

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