LUIS BENVENUTY – BADALONA

Hace año y medio la policía municipal de Badalona, preocupada por la plaga del incivismo, fundó la unidad de convivencia
La unidad de convivencia de la Guardia Urbana de Badalona detectó el año pasado hasta 176 pisos sobreocupados en la ciudad, principalmente en los barrios de Artigues y la Salut, lugares donde la convivencia está rota desde hace demasiado tiempo. Allí, en la Salut, no hace mucho, un ciudadano chino habilitó en un local comercial diez cubículos, en cada uno de los cuales apenas cabía un colchón. Los alquilaba por horas, y la gente hacía turnos para poder dormir. Además, este problema, anecdótico en la urbe hace un lustro, amenaza cada día con más fuerza a otros barrios, como los de Sant Roc, la Pau, Llefià…

En este último barrio, poco antes de las pasadas Navidades, la policía municipal forzó el cierre de un bazar de todo a cien donde, en apenas 65 metros cuadrados, vivían 27 adultos y nueve menores, todos ellos procedentes de países de Europa del este. Y es que la mayoría de estas viviendas patera son el hogar de familias gitanas de origen rumano dedicadas a la mendicidad y la chatarra, concretamente 136 pisos, siempre según datos proporcionados por la policía municipal. Allí viven alrededor de 931 personas, prácticamente siete por piso, en algunos casos en condiciones sanitarias lamentables.

Badalona es ya la principal colonia gitano rumana de Catalunya. Hace poco más de un año y medio, la policía municipal badalonesa, preocupada por la plaga del incivismo que viene de la mano de las infraviviendas, fundó la unidad de convivencia: dos agentes y dos mandos dedicados a localizar los orígenes del problema, a escuchar las quejas de todos los vecinos con los que se cruzan por las calles. “Se trata de una experiencia pionera en España – dice un portavoz-. Entendemos que cualquier amenaza a la vida cotidiana de los ciudadanos es un responsabilidad nuestra”.

Ahora se conocen las primeras estadísticas del trabajo de esta unidad, los ucos,una labor que trasciende lo estrictamente policial ya que no hay ninguna ley que impida a mucha gente vivir en la misma casa. La pedagogía, la presión verbal y la colaboración con la brigada de extranjería de la Policía Nacional y los Mossos d´Esquadra son sus principales armas. De este modo, la Guardia Urbana desmanteló en el 2006 una veintena de pisos patera, así como ocho locales comerciales empleados como viviendas, seis pensiones ilegales y cuarenta y cuatro talleres ubicados en pisos.

Son cifras permanentemente abiertas porque algunos de estos enclaves, los menos, son reocupados al poco. En estas inspecciones cuarenta personas fueron detenidas por no tener los papeles en regla.

Los agentes no emplean únicamente el hostigamiento para solucionar el problema, también recomiendan a los inquilinos de las viviendas sobreocupadas, para mejorar sus relaciones con el resto de los vecinos, no arrojar pañales por la ventana, no acumular basura en los rellenos y no llenar las casas de chatarra… comportamientos que provocan una fractura social muy difícil de reparar. Estas inspecciones también detectaron numerosos engaños al padrón municipal de habitantes, muchos destinados a conseguir la tarjeta sanitaria e iniciar la regularización, pero también a engañar a los cuerpos policiales y a los juzgados proporcionando una dirección falsa.

Si bien la población real de los 176 pisos patera detectados en Badalona ronda el millar, los allí empadronados son cerca de 2.700. El Ayuntamiento tramita la baja del padrón de 1.700 personas. Este diario ya explicó cómo algunos incluso falsifican contratos de alquiler para empadronarse en pisos de vecinos de siempre.