L. IZQUIERDO.
Nos roban, nos apuñalan y luego viene la Policía a darnos porrazos. Ahora no hay marcha atrás: o son ellos o nosotros". Quien así habla es uno de los jóvenes vecinos de la avenida Alcalde José Aranda. Jesús tiene 15 años, unos brillantes ojos azules y lleva una gorra de béisbol cubierta con la capucha de su moderna sudadera. Viste a imitación de los latinos a los que ahora censura y les culpa de haber tomado los espacios públicos del barrio sin respetar a los residentes “de toda la vida”.

“El próximo sábado vamos a ser 2.000 o más. Sabemos que esto va a estar lleno de policías, pero ayer (por el domingo) éramos 500 y no podían con nosotros”, anticipa claramente exaltado. “Nos están llamando racistas y eso es mentira. Tenemos amigos moros y negros y con ellos no pasa nada. Son los latinos los que nos roban y nos pinchan primero”, añade uno de los colegas de Jesús.

“Hace más de un año que han tomado la plaza. Vienen los viernes a eso de las seis de la tarde y ya no hay quien los eche. Se están hasta las tantas de la madrugada, rompen los columpios, lo llenan todo de basura y no dejan dormir”, denuncia María Jesús, una de la vecinas de la plaza donde habitualmente se concentran los latinoamericanos y donde está convocada la concentración del próximo sábado. Vanessa, su hija, de 20 años, dice que cuando están no se atreve a sacar el perro y que han insultado a algunas personas mayores. “Llamamos a la Policía, viene una patrulla, habla con ellos y se van. Y en cuanto se han ido sigue la juerga”, añade María Jesús.

“Son 40 o 50, de unos 15 o 16 años. Y son todos latinos, menos las chicas. Hay algunas españolas a las que les gustan los latinos”, describe una amiga de Vanessa. “Una cosa es que vivan aquí y otra que se apoderen de la plaza, como si fuera suya”, concluye.