Radicales y antisistema alientan las revueltas juveniles en Alcorcón
ABC, 23-01-2007M. J. ÁLVAREZ/ C. HIDALGO/M. DÍAZ
MADRID. La revuelta de Alcorcón (Madrid) suma y sigue. Durante la segunda jornada de algaradas, el pasado domingo, personas de extrema izquierda, de extrema derecha y de movimientos antisistema hicieron acto de presencia al calor de los actos violentos entre la multitud que se concentró en la localidad. Incitaban a que se reprodujeran los hechos del sábado. Ayer, la ciudad amanecía plagada de policías en las zonas más conflictivas del barrio de Torres Bellas, donde se produjeron los enfrentamientos entre iberoamericanos y españoles el fin de semana. Vigilaban los accesos a los institutos de la zona, ya que había corrido el bulo de que a alguno «iban a ir latinos a pegar».
A media mañana, un nutrido grupo de chavales, con sudaderas y el rostro cubierto, se intentaron concentrar delante del ayuntamiento. Algunos habían participaron en las revueltas y volvieron a la carga, citándose, de nuevo, por «sms» y «messenger». El dispositivo policial impidió su propósito.
«Hartos de que nos roben»
Los chicos, de entre 14 y 19 años, habían hecho pellas para «exigir más seguridad». «No somos racistas ni ninguna banda. Nos ayudan negros, moros, uruguayos…», recalcaban. El origen del conflicto es, al parcer, la exigencia de dinero de algunos inmigrantes por el uso de las canchas situadas frente al Centro Joven. «Lo ocupan todo como si fuera de su propiedad. Estamos hartos de que nos roben», decía José. «Intentaremos hablar con ellos (en alusión a los que ellos tachan de «latin kings») y, si no sirven los argumentos, pasaremos a la acción», afirmaba Santi, de 16 años. «Son los putos amos y llevan pistolas simuladas para intimidarnos, pues nosotros también estamos preparados», decía Miguel. «Defendemos la patria y el honor de Alcorcón hasta la muerte. O ganan ellos o nosotros», decía Íñigo, de 14 años. «Lo peor son las agresiones de los «latins» a los españoles. Queremos que se vayan. Son escoria», decían otros. «Los cuatro «latins» de aquí llamas a sus colegas de Madrid; vienen con navajas, pinchan y se van», bramaba otro.
Cascallana aseguró que «el problema – que consideró grave – no es un conflicto entre bandas rivales. Así lo dice la Policía y la Brigada de Información, aunque investigarán si existe algún grupo en la localidad, y si los hay, «iremos a por ellos, pero no se puede mezclar a todo lo latino con esos grupos».
Añadió que tampoco es un asunto entre suramericanos y españoles, sino entre los menores que han participado en las agresiones, que se ha magnificado, si bien reconoció que «algún trasfondo latente tiene que haber para lo ocurrido». El alcalde hizo un llamamiento a la tranquilidad ante lo que consideró un brote aislado y un hecho puntual y se quejó de que grupos antiglobalización, «okupas» y radicales de uno y otro signo, entre ellos Falange, están aprovechando para «sacar provecho, alentado ideas xenófobas para generar un caldo de cultivo inexistente». De hecho, fuentes policiales indicaron que, durante la segunda jornada de disturbios, fueron identificados varios miembros del grupo de extrema izquierda «red skin».
Protagonismo y manipulación
A todo ello sumó el afán de protagonismo de algunos adolescentes que, ante el interés mediático, quieren ser «héroes». Dijo que de los 175.000 habitantes, más de 21.000 son inmigrantes; la mayoría marroquíes. Y apeló a la prudencia para que se mantenga la convivencia en los niveles anteriores a estos hechos. Con todo, aseguró que el despliegue policial se mantendrá hasta que la situación vuelva a la normalidad. Por último, negó conocer la exigencia de dinero por usar instalaciones públicas.
Mientras, la delegada del Gobierno en Madrid, Soledad Mestre, daba cuenta ante los medios de comunicación por lo sucedido. Mestre se negó a calificar los hechos como xenófobos y anunció un grupo de medidas, como el diálogo con asociaciones de suramericanos, para dar salida a la situación. Y también negó que los hechos de este fin de semana tuvieran su origen en un enfrentamiento entre bandas. «No hay ese problema en Alcorcón ni, desde hace seis meses, en la Comunidad de Madrid», llegó a decir la delegada, quien considera que todo es un «problema de convivencia compleja». Indicó que los índices de delincuencia en la localidad han bajado un 2,17% en 2006.
El comisario de Alcorcón, Félix Cortázar, indicó que son nueve los detenidos – siete latinos, de los que seis son menores – en las dos jornadas de agresiones, entre ellas a un joven al que asestaron seis puñaladas por la espalda. Además, Cortázar pormenorizó que, en las batidas policiales, se intervinieron un bate de béisbol, un calcetín con una bola de billar dentro, un trozo de ladrillo, una pistola simulada, un machete y un cuchillo.
Por su parte, el consejero de Justicia e Interior de la Comunmidad de Madrid, Alfredo Prada (PP), denunció que la actuación de la Policía Nacional «no fue adecuada ni suficiente por falta de previsión». Su grupo ha solicitado la comparecencia en sede parlamentaria del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para que explique los hechos. Ya por la tarde, medio centenar de jóvenes españoles se concentró en Alcorcón a la espera de encontrarse con los latinos. Pero el lugar se asemejaba más a un plató de televisión: focos, cámaras, micrófonos… Y cinco furgones de antidisturbios. «¡Manipuladores, os vais a comer la cámara!», gritaban. Algunos jóvenes también enseñaban un «sms» en el que un tal Frente de Liberación de Alcorcón les instaba a «echar a todos los panchitos». Finalmente, la sangre no llegó al río. La próxima cita es el día 27.
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