EL PERISCOPIO MANUEL ALCÁNTARA

La Jungla de Cemento

Diario de Navarra, 23-01-2007

LAS bandas que se enfrentan en las ciudades sólo tienen una cosa en común: ambas guerrillas están compuestas por jóvenes. Las que se han enfrentado en Alcorcón, que es un pueblo donde vive más gente que en algunas ciudades, durante un largo fin de semana, han acabado sólo con tres heridos y ningún muerto. Ya veremos lo que ocurre en el combate de revancha, ya que las navajas, las “katanas” y los bates de béisbol siguen en alto.

Tres heridos son pocos si se tiene en cuenta que se trataba de un conflicto entre iberoamericanos y españoles. «Sangre de Hispania fecunda», que dijo el padre Rubén Darío, que se equivocó en eso de «espíritus fraternos». Los “Latin King” y los nativos no se han hermanado nunca. Los contendientes de uno de los dos bandos llevaban el rostro oculto por pasamontañas, sin duda para no confundirse con sus adversarios, que eran un poco más morenos. Si las «ínclitas razas ubérrimas» no se entienden es porque ocupan distintas localidades en el gran teatro del mundo. ¿Qué acomodador puede arreglar eso? Los jóvenes de Alcorcón resumieron el enfrentamiento que impide la convivencia pacífica: «esto es la guerra del barrio contra los que vienen de fuera para invadirnos». Una guerra a muerte, según los indicios, ya que una de las consignas más repetidas contra los “Latin King” era «vamos a por ellos, vamos a matarlos». Aseguran que no es un problema de racismo, sino de delincuencia.

Es mucho más frecuente que delinca un inmigrante que el empresario que le ha contratado, del mismo modo que es más habitual que el que roba una cartera en el Metro sea un pobre y no pertenezca a ningún consejo de administración.

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