EFE, Dakar

Más de 200 emigrantes ilegales repatriados de España llegaron ayer a Saint-Louis, en el norte de Senegal, a bordo de tres aviones.

Todos los repatriados, de nacionalidad senegalesa, viajaron clandestinamente a las Islas Canarias en diciembre y habían permanecido en los centros de acogida desde su llegada hasta subir en los aviones para ser repatriados.

En declaraciones a los medios de comunicación, los repatriados afirmaron haber sido engañados por las autoridades españolas sobre el destino de los vuelos.

“Nos despertaron a las tres de la madrugada en el centro de acogida de Tenerife y nos dejaron entender, en el momento de embarcar, que el destino nuestro era Madrid o Málaga”, lamentó en sus declaraciones uno de los repatriados, Amidou Diarra. “Estamos muy decepcionados porque así se acaba con nuestro sueño de una vida mejor”, añadió.

De todas las nacionalidades que se encuentran en los centros de acogida los senegaleses son los únicos que han sido repatriados, afirmó el portavoz que vincula su mala suerte a los acuerdos firmados de cooperación sobre las migraciones en septiembre entre Senegal y España.

Anteriormente, cerca de 5.000 inmigrantes clandestinos a España fueron repatriados entre agosto y septiembre gracias a un puente aéreo entre Fuerteventura y Saint-Louis.

El pasado viernes, un contingente de 73 emigrantes legales, todos beneficiarios de contratos laborales concedidos por la empresa española Acciona, salió de Dakar en un vuelo especial fletado por el gobierno español para llevar a cabo la operación.

Ese grupo es el primero de un proyecto piloto que debería favorecer la concesión de miles de contratos a favor de jóvenes senegaleses que desean trabajar en España, en conformidad con las necesidades del mercado laboral español.

Traduce también en realidad la voluntad de las autoridades de ambos países de promover una política de migración concertada como alternativa a la emigración ilegal.

Entre enero y diciembre del año pasado se calcula en más de 32.000 el número de personas que han llegado ilegalmente a las costas canarias procedentes de África occidental.