Cientos de jóvenes españoles tomaron durante la tarde de ayer las calles del centro de la localidad madrileña de Alcorcón en busca de latinoamericanos miembros de la banda Latin King a los que agredir. Su objetivo era vengarse de una gran reyerta que se produjo la noche del sábado, en la que un chico español resultó herido grave con seis puñaladas. La turba protagonizó numerosos enfrentamientos con la policía durante varias horas en distintas calles del centro del municipio.


Durante la mañana de ayer, los jóvenes se fueron citando con mensajes por móviles e internet a la seis de la tarde en la calle de la Luna, donde comenzó la pelea del sábado noche. Muchos de los chavales, la mayoría españoles, acudieron armados con piedras, botellas rotas, cadenas, palos y bates, con ánimo de agredir a los suramericanos que encontraran por las calles.


Pero la policía, que conocía la convocatoria, tomó posiciones por la zona y se vio obligada a realizar varias cargas para disolver a los cientos de jóvenes del municipio, que respondieron lanzando piedras y botellas a los agentes. También incendiaron varios contendores de basura, lo que obligó a la intervención de los bomberos.


Quinientas personas


Fuentes policiales cifraron en más de 500 las personas que se lanzaron a las calles para ejecutar «su venganza» y «recuperar sus calles», según gritaban algunos. A pesar de ello, al cierre de esta edición nadie había sido atendido por los sanitarios. La policía detuvo a dos jóvenes españoles que posteriormente puso en libertad.


Estos disturbios son consecuencia de la multitudinaria reyerta que se produjo el sábado en la misma zona, en la que siete jóvenes resultaron heridos, tres de ellos hospitalizados, y otros siete fueron detenidos. Según la policía, en la pelea llegaron a participar unos 90 jóvenes entre 16 y 24 años, pertenecientes a la banda juvenil violenta de los Latin King y a un grupo de españoles residentes en el municipio.


El origen de este gran tumulto estuvo en una supuesta agresión que dos chicos españoles realizaron sobre otros dos suramericanos el viernes en la localidad, según las primeras investigaciones. Éstos juraron venganza y se citaron el sábado por la noche con sus respectivos grupos de amigos para saldar cuentas. El lugar elegido fue el centro de Alcorcón, una zona llena de plazoletas y callejuelas que facilitó la dispersión de los jóvenes y que alargó la contienda durante varias horas.


Según testigos presenciales, los jóvenes iban armados con pistolas, navajas, catanas y bates de béisbol. Cuando los chavales observaron la presencia de los agentes, se desperdigaron por el barrio, lo que provocó que las peleas se repartieran por la zona, por lo que se hizo necesaria la presencia de los antidisturbios.


Los sanitarios atendieron a siete jóvenes. El más grave presentaba seis heridas de arma blanca en la espalda, por lo que fue trasladado a la Fundación Hospital Alcorcón, donde ingresó con pronóstico grave. Otro afectado sufría una herida incisa en la espalda, mientras que un tercero tenía una herida en la cabeza.