SAN SEBASTIÁN. DV. El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, aseguró ayer que su diócesis actuará como «conciencia crítica y estimuladora» para que la sociedad vasca, lejos de ver a los inmigrantes como «una carga o un peligro», les contemplen como «una riqueza». Además, reclamará a las autoridades «las medidas justas y adecuadas» para que sean acogidos, respetados y que favorezca su inserción.

Uriarte presidió ayer en la parroquia de la Sagrada Familia de San Sebastián una Eucaristía de encuentro con los inmigrantes, en la que el obispo comenzó su homilía con un recuerdo especial para los dos ciudadanos ecuatorianos fallecidos en el atentado de Barajas. En la primera ocasión que celebraba un encuentro de estas característicasticas, el obispo se dirigió a los casi doscientos inmigrantes que asistieron a la misa para decirles que es consciente de que el atentado de Barajas les ha «afectado especialmente», y que muchos de ellos se han preguntado «qué habían hecho» Palate y Estacio para «quedar sepultados en plena juventud bajo los escombros producidos por la honda destructiva de una violencia que es nuestro problema, no el vuestro». «Necesitaba recordarlos públicamente y confortaros», añadió.

El obispo se refirió a los problemas que afectan a la comunidad inmigrante, y destacó la «dolorosa y delicada» situación familiar de muchos de ellos, que están separados de sus allegados «por océanos y continentes». Asimismo, destacó que, «otros ya reunificados» sufren «dificultades» de inserción en una sociedad que «no siempre os mira como miembro de la familia humana, portadores de derechos humanos intocables, riqueza económica y cultural para nuestro pueblo, renuevo de una colectividad bastante envejecida y savia nueva para nuestras comunidades parroquiales».

Uriarte aseguró que «favorecer con delicadeza, respeto y eficacia» la vida familiar de los casi 22.000 inmigrantes que residen en Gipuzkoa será para su diócesis «una prioridad».