En Madrid reside probablemente cerca de un millón de inmigrantes, aunque nadie sabe la cifra a ciencia cierta. Hasta ahora, no había habido graves problemas de integración y los casos de enfrentamientos con el resto de la población habían sido esporádicos. Lo sucedido en estas últimas 48 horas en Alcorcón, población satélite de Madrid, revela que esa convivencia tiene bases más frágiles de lo que parece. Todo empezó el pasado viernes por la noche con un altercado entre un reducido grupo de ecuatorianos y jóvenes nacidos en la localidad. Anteayer, una banda de latinos acudió para defender a los ecuatorianos, lo que produjo una reyerta que se saldó con media docena de heridos y siete detenidos. Ayer por la tarde, cientos de personas de la localidad – muchas de ellas, encapuchadas – salieron a la calle a la caza y captura de inmigrantes latinoamericanos. Hubo choques con la Policía y destrozos de locales. Lo que empezó siendo una pelea intrascendente por un motivo nimio ha degenerado en un abierto enfrentamiento entre una parte de la población de Alcorcón con los inmigrantes latinoamericanos de la localidad. La cuestión es que las Fuerzas de Seguridad sean capaces de atajar estos brotes y las autoridades de Alcorcón se movilicen contra las actitudes racistas. Hay que cortar por lo sano estos peligrosos focos de violencia, atizados por una minoría irresponsable.