madrid – El traslado y realojo en condiciones dignas de los menores
inmigrantes que han llegado solos a Canarias en cayuco se ha convertido en
un trabajo arduo para el Ministerio de Trabajo y de lenta resolución. Las
comunidades autónomas, saturadas, no tiene plazas para acoger a más niños,
a pesar de que el Ejecutivo paga 83 euros diarios por menor.
   Visto
que acudir a la solidaridad de las autonomías se ha convertido en una vía
muerta, el Ejecutivo estudia otras salidas. La semana pasada el Gobierno
hizo público que había recurrido a la Iglesia demandando ayuda para
resolver el asunto. Ayer se supo en un desayuno informativo en la agencia
de noticias Servimedia que el Ejecutivo está estudiando la posibilidad de
que estos niños y adolescentes, muchos de ellos con mentalidad ya adulta,
puedan ser acogidos por familias españolas hasta que sea posible su
repatriación al país de origen.
   La secretaria de Estado de
Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, comentó que «estamos valorando»
el acogimiento familiar como una fórmula más para dar respuesta a los
menores inmigrantes que llegan clandestinamente a España.
   En
este sentido, la secretaria de Estado recalcó que «ésta es una propuesta
que está encima de la mesa», pero dejó claro que las instituciones
prioritarias en el acogimiento de estos menores son las comunidades
autónomas, las ONG, la Iglesia católica y otras organizaciones.
   Rumí explicó que según la institución que acoja al menor inmigrante no
acompañado, el proceso de acogida es diferente y las complicaciones
administrativas son diferentes.