Los senegaleses acogidos en Navarra pagaron 300 euros por viajar hasta Canarias en cayuco
El viaje duró 13 días y han estado otros 40 internados
Diario de Navarra, 18-01-2007«En el cayuco íbamos con ropa de abrigo, comida y agua», asegura Maby Moussa, senegalés de 24 años que llegó a Canarias en cayuco el pasado 5 de diciembre. Está en Pamplona desde el lunes con otros 11 compañeros de viaje. «Ha sido duro, pero no problem». Atrás quedan 13 días jugándose el tipo sin moverse, en una barca de madera, que era agitada por los temporales, y 40 días en un centro de internamiento.
MARTÍN RUIZ. PAMPLONA.
El coste de la aventura ha sido el equivalente a 300 euros o a ocho meses de salario de un trabajo medio en Senegal. «Ahora estoy muy contento de estar aquí en Pamplona, en el programa de Cruz Roja, porque tengo familia en mi país y debo ayudarles», explicaba ayer en francés Lamine Dramé, agricultor de 37 años.
Tras 13 días de travesía, en los que pasaron «frío, nos mojamos y algunos se pusieron enfermos por no poder moverse», llegaron a la costa de Canarias el 5 de diciembre. Fueron identificados por la Policía, que no se decidió a repatriarlos, por no tener constancia de su nacionalidad. «Todos hemos venido sin pasaporte», dicen, «luego pediremos que lo envíen desde casa».
Cuando terminó el periodo máximo de internamiento, con el fin de descongestionar las islas, fueron asignados a dos pisos de acogida del Ayuntamiento de Pamplona, dentro del programa PAIN (Plan de Acogida e Integración social de Inmigrantes) financiado por el Ministerio de Trabajo y el departamento de Bienestar Social. En ellos estarán hasta mediados de febrero.
Smilly Sueloct, de 34 años, asegura que tiene a su cargo al clan familiar, de 14 personas, Lamine Darmé a su vez es responsable de siete. «Cada vez que les llamo, me preguntan si ya tengo trabajo y cuándo les voy a mandar dinero», asegura. «Todo el día me acuerdo de ellos».
Ninguno de los dos sabía que para trabajar en España hace falta un permiso de trabajo, que lograrán en el mejor de los casos tras tres años empadronados. «Habíamos oído que aquí se vive bien, hay trabajo y se gana dinero», explica Sueloct. «Lo que se conoce es por compatriotas que llegan de vacaciones después de unos años trabajando aquí, compran coche y hasta casa en Senegal», explica Zakob Güeye, quien llegó a Navarra con un otro grupo hace seis meses y ahora es traductor voluntario de Cruz Roja.
«Me gustaría ser futbolista»
«Pamplona es very good», asegura en spanglish Sueloct, al tiempo que elude hablar de la travesía de 1.500 kilómetros por el Atlántico «Estuvo duro, porque el mar estaba revuelto». En Senegal era carnicero. En Navarra dice estar dispuesto a «trabajar en lo que sea». Coincide con él Maby Moussa, de 24 años, aunque se ofrece sobre todo como «futbolista, si alguien me quiere dar la oportunidad». Asegura que era su profesión en el Sarinka de la primera división senegalesa.
Cuando a los doce centroafricanos se les pregunta si ya han aprendido alguna palabra en castellano, repiten «hola», «gracias», y exclaman de carrerilla «¡venga, vamos, coño!». «Es lo que la Policía nos decía todos los días en el centro de internamiento», aseguran sonriendo.
Ahora aprenderán algunas palabras más en el curso que empiezan en Cruz Roja Navarra. «Lo que se pretende es darles medios para que ellos mismos se puedan desenvolver», asegura Conchi Igea, responsable de acción social. Durante el próximo mes, entre otras cosas, conocerán su situación legal, visitarán asociaciones de apoyo e irán al médico.
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