La denuncia de Al – Hidaya expresa con claridad la realidad que viven los
musulmanes afincados en España. Las entidades islámicas españolas se
encuentran divididas incluso a la hora de presentarse ante la
administración. Por un lado se encuentra Ucide (Unión de Comunidades
Islámicas de España), presidida por Riay Tatary, un sirio nacionalizado
español. La mayoría de entidades que integran la Ucide están formadas por
musulmanes nacidos fuera de España, algunos nacionalizados, como su
presidente y otros, la mayoría, que conservan su ciudadanía de origen.
   Entre sus parcelas de poder, Ucide controla el nombramiento de los
profesores de Religión y ha sido la responsable, junto a la editorial
católica SM, de editar el único libro de texto sobre esta asignatura.
   A la sopa de letras de asociaciones musulmanas se suma Feeri (Federación de
Entidades Religiosas Islámicas de España), de menor representación
numérica. Liderada por Mansur Escudero desde su fundación hasta enero del
año pasado, cuando fue sustituido, con cierta polémica, por el imán de
Málaga, el también converso Félix Herrero. Precisamente esto, el
representar a los españoles convertidos al islam, ha sido siempre la nota
diferencial de Feeri frente a Ucide.
   Sin embargo, tras la asamblea
en que Herrero sustituyó a Escudero, la entidad de este último llegó a
afirmar que de esta forma crecía «el poder de los prosaudíes y
promarroquíes».