Inseguridad en el campo

Las Provincias, 17-01-2007

Cuando se habla del problema de la inseguridad que sufre España, y que es especialmente perceptible en la Comunitat Valenciana, se tiende a centrarlo en las grandes ciudades y, más recientemente, en las urbanizaciones. Se olvida, de este modo, los continuos robos que sufren los agricultores, una lacra que se añade a la endémica crisis del campo y que dibujan un futuro muy poco esperanzador.


La voz, y la queja de los agricultores, se oyó ayer en Les Corts Valencianes, en la comisión especial de estudio sobre la seguridad ciudadana de la Comunitat Valenciana. El presidente de AVA, Cristóbal Aguado, señaló ante los parlamentarios que en estos momentos “se ha llegado a un nivel de robos nunca visto antes”.


Aguado se refirió al robo de instalaciones de riego, al de placas solares y al de cosechas, llegando a hablar de la competencia desleal que sufre el agricultor, que ve cómo la mercancía robada es luego malvendida en cualquier frutería o mercadillo.


En su comparecencia ante la comisión de Les Corts, el dirigente agrario señaló que los reiterados robos en instalaciones de riego han tenido como efecto un incremento mínimo del 20% en las pólizas de aseguramiento, un nuevo coste que añadir a las maltrechas economías de los labradores.


En su diagnóstico de la situación de inseguridad por la que atraviesa el campo, Cristóbal Aguado destacó la insuficiente dotación de fuerzas de seguridad, la proliferación de mafias organizadas, un “blando” Código Penal y la “descontrolada permisividad” con la inmigración, apartado este último en el que el presidente de AVA tuvo palabras tal vez demasiado impulsivas y poco meditadas, que pueden resultar injustas para buena parte de los extranjeros que han venido a España en los últimos años.


Los tres grupos de la cámara autonómica –Popular, Socialista y l’Entesa– acogieron de buen grado la intervención de Aguado y se comprometieron a crear una comisión específica, tal y como reclama el presidente de AVA.


Conviene, no obstante, que la retórica política no acabe enredando, como habitualmente ocurre, este asunto y al final todo quede en una forma de congelar el problema y de alargar innecesariamente la búsqueda de soluciones. El campo precisa, y exige, atención inmediata de las Administraciones.

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