Una de piratas
Diario Vasco, 16-01-2007Basta con leer el periódico nuestro de cada día o enchufar la tele, que cuesta menos trabajo, pero siempre es menos nuestra, para asistir a una serie de filmes verdaderamente emocionantes. No corresponden a la programación cinematográfica y sus guionistas son periodistas, o sea, salvadores de instantes buenos o malos, notarios de sucesos generalmente pésimos. Llamamos noticia a algo que irrumpe bruscamente en la normalidad y no todos los días un alcalde del PP es asesinado a tiros y se encuentra su cadáver en un barranco. El protagonista de esta película policial era el alcalde de Fago, un pequeño municipio pirenaico, de 30 vecinos, próximo al límite con Navarra. De todas maneras, la película más apasionante es una de piratas. Antes había moros en la costa y ahora hay negreros. El patrón de uno de esos barcos dejó en la isla de El Hierro a 166 sinpapeles, convirtiéndola en La isla del tesoro, sólo que el tesoro era únicamente para él. El patrón del pesquero chatarra ha sido detenido, pero hay que preguntarse hasta cuándo y hasta cuántos inmigrantes clandestinos podrán soportar las Canarias. A las llamadas Islas Afortunadas le ha caído la mayor parte del infortunio. Allí no caben más indocumentados. Si viajaran con documentación abultarían más y no se les podría alojar en los centros de internamiento.
Estábamos tristemente habituados a que los pobres inmigrantes llegaran en cayucos, pero eso de que haya barcos negreros en el siglo XXI es difícil de comprender.
Se dice que el arte del comercio consiste en llevar una cosa desde el sitio donde abunda al sitio donde escasea y se conoce que en España escasean los trabajadores. Quienes trafican con carne humana, por lo general de epidermis oscura, han emprendido el mejor de los negocios. Más rentable incluso que el tráfico de cocaína, que es blanca.
(Puede haber caducado)