"El Mundo". BOLIVIA: "Bolivia país de migrantes"

Prensa Latinoamericana, 15-01-2007
Recientes estudios sobre migraciones en Bolivia señalan que unas 100.000 personas al interior se trasladan de una región a otra mientras que se estima que 180.000 ciudadanos bolivianos se van al exterior. Las estimaciones señalan que unas 500 personas por día están saliendo de Bolivia, 15 mil al mes, es decir 180 mil personas al año.

Movidos por las condiciones de pobreza, la falta de trabajo, los precios bajos de los productos agrícolas y la falta de perspectivas, principalmente para los jóvenes, son algunas de las causas que motivan el desplazamiento de grupos no sólo en Bolivia sino en todo el mundo.

El especialista en temas relativos a migración, el sacerdote Aldo Pascualoto, explicó que hoy uno de los problemas que afecta a la población de América Latina es precisamente el tema de migración por lo que es importante que los países avancen hacia lo que se ha venido a llamar la ciudadanía sudamericana.

Al señalar que son cada vez más los grupos humanos que se ven obligados a desplazarse de un país a otro en busca de mejores condiciones de vida, Pascualoto afirmó que los gobiernos de Latinoamérica deben preocuparse, en serio, “por resolver las causas de la migración que tiene que ver con el modelo neoliberal que ha reducido las fuentes de trabajo ha concentrado los capitales y ha llevado a un empobrecimiento de nuestros pueblos”.

“Cada vez hay más desocupación y aumenta la pobreza y la concentración de la riqueza en manos de pocos y esto ha llevado a que mucha gente no tenga como otra opción que el irse de su lugar de origen”, dijo el especialista.
En Bolivia la migración de los jóvenes del área rural hacia los principales centros urbanos del país, así como su salida al exterior, ha generado una serie de consecuencias sociales que se manifiestan principalmente en la desintegración de las familias.

La migración es un derecho humano que está signado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y se basa en el principio de que ninguna persona pierde sus derechos ciudadanos así esté fuera de las fronteras donde nació.
Es más, toda persona es libre de fijar la residencia que crea conveniente, aunque analistas y observadores del tema migratorio observan que más de una sociedad o sectores de la sociedad está tentada a levantar muros que eviten el ingreso de ciudadanos de otras latitudes.

“El muro de la vergüenza” que ha comenzado a levantar Estados Unidos en la frontera con México, es una muestra de aquello.

En Bolivia, bajo el discurso autonomista, algunos dirigentes regionales de extrema derecha han señalado incluso que se debería establecer mecanismos de control y restricción para el ingreso a sus departamentos, de ciudadanos de origen principalmente aymara o quechua.

Pascualoto dijo que los gobiernos de la región deben preocuparse por los derechos de sus ciudadanos que salen a Europa y Estados Unidos que sufre una sistemática violación de sus derechos.

“Una postura muy clara que se observa en algunas partes es la condena, la criminalización de las migraciones. Se quiere criminalizar al migrante como si estuviera cometiendo un delito”, dijo Pascualoto, tras denunciar las políticas de militarización de las fronteras, de levantamiento de murallas y barreras para evitar la migración que impulsan países como Estados Unidos y de Europa.

Respecto al “muro de la vergüenza” que levanta Estados Unidos, Pascualoto señaló que ese “es el muro de la hipocresía. Estados Unidos tiene la Estatua de la Libertad, pero es donde existe menos de la verdadera, de la auténtica libertad. El es país donde más viola y se atropella los derechos de las personas”.

“Si los capitales y los poderosos circulan libremente por los países, por qué no también los pobres del mundo poder circular libremente para buscar trabajo y mejores condiciones de vida”, observó el experto.

Pero no solo se trata de exigir el respeto de los derechos de los migrantes, sino que, desde diferentes niveles de la sociedad “reivindiquemos el derecho de que se den cambios estructurales, profundos al interior de nuestros países para que también la gente no sólo tenga el derecho a emigrar si no tenga el derecho a quedarse y vivir dignamente”, concluyó el especialista.

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