Benedicto XVI pide leyes que favorezcan la emigración regular
La Razón, 15-01-2007L. R. R.
Ciudad del Vaticano – Al celebrar la Jornada Mundial del Emigrante y del
Refugiado, Benedicto XVI constató que los inmigrantes , y en particular las
familias inmigrantes , son ante todo un recurso para la humanidad. En su
encuentro dominical con los peregrinos, con motivo de la oración mariana
del Ángelus, el Pontífice comentó el tema que ha escogido en este año para
esa jornada «La familia emigrante». «La realidad de las migraciones nunca
debe ser vista sólo como un problema, sino también y sobre todo como un
gran recurso para el camino de la humanidad», aseguró. «Y la familia
emigrante es especialmente un recurso, a condición de que sea respetada
como tal, de que no tenga que sufrir laceraciones irreparables, sino que
pueda permanecer unida o reagruparse, y cumplir su misión de cuna de la
vida y de primer ámbito de acogida y de educación de la persona», afirmó
el Santo Padre.
En su alocución, el Pontífice recordó que la Familia
de Nazaret también emigró a Egipto, huyendo de la persecución de Herodes.
En su drama, aseguró, «podemos entrever la dolorosa condición de tantos
emigrantes, especialmente de los refugiados, de los exiliados, de los
desplazados, de los perseguidos».
Más de 200 millones
El pontífice citó datos de las Naciones Unidas, según los cuales, los
emigrantes por razones económicas son casi 200 millones, los refugiados
son unos 9 millones y los estudiantes internacionales unos 2 millones.
Ante este panorama, el obispo de Roma hizo un llamamiento a «tutelar a los
emigrantes y a sus familias a través del auxilio de medidas legislativas,
jurídicas y administrativas específicas, así como a través de una red de
servicios, puntos de acogida y de estructuras de asistencia social y
pastoral». Espero que pronto se alcance una gestión equilibrada de los
flujos migratorios y de la movilidad humana en general, de manera que
aporte beneficios a toda la familia humana», agregó el Pontífice, quien
finalizó señalando que la justa integración de los emigrantes sólo se
consigue «respetando su dignidad» y, además, «con el reconocimiento por
parte de los mismos inmigrantes de los valores de la sociedad que les
acoge». Zenit
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