LA NUEVA EUROCAMARA / Una sesión envuelta en la polémica

La ultraderecha se estrena en el Parlamento Europeo

El Mundo, 15-01-2007

ELENA ALJARILLA. Especial para EL MUNDO
Los principales grupos de la Eurocámara buscan un acuerdo para excluir al nuevo grupo de cualquier iniciativa política Los eurodiputados de ultraderecha en la Eurocámara debutan hoy como grupo político en la primera sesión plenaria del año en Estrasburgo bajo el nombre de Identidad, Tradición y Soberanía. El recelo ante los recién llegados ha desatado entre el resto de representantes parlamentarios una auténtica ofensiva para encontrar fórmulas que impidan al nuevo grupo ganar influencia y puestos en las comisiones importantes. Mientras los socialistas abogan por un cordón sanitario para aislar a los extremistas, los ‘populares’ y liberales apuestan por un acuerdo que los excluya ‘de facto’ sin cambiar las reglas de juego. Al tiempo, se produce el relevo del ‘puesto de mando’ de la Eurocámara: el socialista Josep Borrell deja paso al democristiano alemán Hans – Gert Pöttering.


BRUSELAS. – La primera sesión plenaria del año en la Eurocámara, que empieza hoy en Estrasburgo, se promete animada y controvertida. La segunda mitad de la legislatura estrena presidente, el popular Hans – Gert Pöttering y grupo parlamentario, Identidad, Tradición y Soberanía, (ITS), tres letras que aglutinan diputados de ultraderecha de siete países que han provocado el recelo de muchos. Ya se vislumbra un pacto entre los principales grupos para excluir a ITS de cualquier iniciativa política, y de las presidencias de las comisiones parlamentarias más importantes.


De forma más o menos explícita, la mayoría de los grupos políticos del Parlamento Europeo está buscando formas para impedir que el nuevo grupo gane influencia. Los socialistas, por ejemplo, abogan por aplicar un cordón sanitario, siguiendo el modelo belga, que impida a la extrema derecha, entre otras cosas, alcanzar presidencias o vicepresidencias en las comisiones parlamentarias más importantes.


Para ello, el líder de los socialistas, Martin Schulz, ha enviado una carta al resto de presidentes para que secunden esta propuesta. «La carta invitará a los otros grupos a cooperar con el fin de que los candidatos de ese grupo no sean elegidos para ningún cargo. Se trata de hacer un esfuerzo por excluirlos porque consideramos que es un grupo peligroso para la democracia. Aparte del extremismo, no hay nada que una a sus miembros», explicaba el portavoz de los socialistas.


Incluso quieren cambiar el reglamento para aumentar el umbral mínimo de 20 diputados exigido para poder formar grupo político.


Pacto entre caballeros


Sin embargo, los populares abogan más por un pacto entre caballeros, un acuerdo sin papeles, sin nombres pero que de facto aísle a la nueva formación. Liberales y Verdes también comparten la necesidad de excluirles siempre que sea posible.


«No estamos obligados a cooperar con ellos y no les invitaremos a sumarse a nuestras iniciativas políticas», se afirma desde las filas de los liberales, pero no son partidarios de cambiar las reglas para impedir su presencia, porque eso sería, a su juicio, «antidemocrático».


A pesar del pesimismo y el malestar, no son pocos los que opinan que el impacto que tendrá el nuevo grupo será muy limitado por su reducido tamaño y porque cualquier desavenencia, teniendo en cuenta las distintas sensibilidades que lo conforman, podría hacerlo tambalear.


De hecho, para poder sumar los 20 necesarios han tenido que esperar a la entrada de Rumanía y Bulgaria, ya que sin sus seis eurodiputados no alcanzaban el mínimo exigido, a pesar de que algunos de sus miembros recelan de las nuevas señorías del este. Así, la formación aúna siete eurodiputados franceses del Frente Nacional; cinco rumanos del partido Gran Rumanía; tres belgas de los independentistas flamencos del Vlaams Belang; dos italianos, entre ellos la nieta de Mussolini, Alessandra; un austriaco, del FPÖ de Haider; un británico independiente y un búlgaro de Ataka. Pese a sus diferentes intereses, les unen sus planteamientos xenófobos, su oposición al ingreso de Turquía y su defensa de los valores tradicionales y la soberanía nacional.


Un presidente que niega el Holocausto


El Frente Nacional francés del polémico Jean – Marie Le Pen es el partido más importante del nuevo grupo político con siete diputados en total. Le Pen, uno de los más reputados ultraderechistas de la vieja Europa, mantiene en la Eurocámara, como en su propio país, discursos que fomentan el miedo a la inmigración y a la globalización, y defiende el chovinismo frente a la poderosa Bruselas, que resta soberanía a Francia. Junto a él, su hija, y el que presidirá el grupo, Bruno Gollnisch, número dos del FN, procesado en su país por negar el Holocausto. «Nosotros defendemos nuestra identidad y nuestra libertad, sin ningún tipo de agresividad contra otros grupos étnicos o naciones», aseguraba.


La nieta del dictador


Italia aporta a la nueva formación dos diputados, Luca Romagnoli de la formación Llama Tricolor, y la siempre controvertida Alessandra Mussolini, nieta del dictador italiano y que renunció a su antiguo partido porque éste se disculpó en Israel por las leyes racistas del tiempo del fascismo. Para ella está claro que el nuevo grupo es más «un grupo técnico que político» que se crea únicamente por «necesidad», por «supervivencia». Ambos critican la hipocresía de sus colegas sin sonrojo: «Hay parlamentarios de los grupos tradicionales que comparten nuestros postulados y yo espero que tengan el coraje de reconocerlo y se unan a nosotros», asegura Romagnoli. /


El independentista flamenco


Tres diputados belgas del Vlams Belang (Interés Flamenco) participan también en el grupo ultra. Aunque el partido decidió en 2004 cambiar su nombre en un intento de quitarse el apelativo de racista que evocaba el anterior y para convertirse en un partido respetable, sin embargo, las últimas elecciones provinciales y locales de Bélgica no dejaban lugar a dudas sobre cuáles son sus planteamientos, sobre todo en lo que a inmigración se refiere. «Rechazo absolutamente la condición de extremista. Somos claramente un grupo formado por partidos de ala derecha y defensores de las identidades nacionales», asegura el ultranacionalista Franck Vanhecke. /


Euroescéptico y promotor


Ashley Mote, un diputado independiente del sureste de Inglaterra, expulsado del partido de los euroescépticos, UKIP, se une al grupo con esta explicación: «Es la necesidad de una expresión clara que represente la opinión de millones de europeos en desacuerdo con la tendencia federalista de izquierdas que gobierna la UE». El UKIP se ha mostrado «horrorizado» con esta decisión. Andreas Mölzer, del Partido Liberal Austríaco, liderado antes por el ultranacionalista Jörg Haider, ha sido junto con Le Pen uno de los más activos en la formación de un grupo que juntara los intereses de la extrema derecha, aunque rechaza el calificativo de radical. /


El nuevo, el más duro


La entrada de Rumanía y Bulgaria le ha dado a la extrema derecha europea la oportunidad de organizarse. Cinco diputados rumanos y un búlgaro cierran el grupo ITS. Dimitar Stoyanov, de 23 años y militante del partido ultranacionalista Ataka no esconde el desprecio que siente hacia la etnia gitana en Bulgaria, o su antisemitismo. «Cometen muchos crímenes, asesinatos, violaciones, robos y cuando la Policía investiga y sospecha que ha sido un gitano cierra la investigación porque tiene miedo a que se les acuse de racistas». Sus colegas rumanos de la Gran Rumanía comparten antisemitistmo, racismo y xenofobia, aunque son más discretos en sus pronunciamientos. /

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