Los ojos rasgados de Lee Cheng delatan su procedencia asiática. Con diccionario en mano atiende a los clientes en su local de relojes y zapatos en el centro comercial Bahía Mall de Guayaquil. No habla bien español, pero alcanza a decir que hace cinco años llegó al Ecuador y se quedó. Luego trajo a su esposa y ahora piensa hacer lo mismo con sus dos hijos, que están en Beijing.

“Vine para mirar si había mercado”, explica Lee, a quien otros chinos le comentaron que se podía hacer negocios en Ecuador porque la economía había mejorado tras la dolarización.

Lee llegó directamente desde Beijing, sin embargo, la mayoría de chinos inmigrantes proceden de los países vecinos de Ecuador, dice Kou Zegang, agregado cultural de la Embajada de China. “Muchos vinieron de Argentina después del corralito, atraídos por la dolarización”, refiere.

China, a 36 horas de vuelo desde Ecuador, es el tercer país que más visas de residencia ha solicitado en el 2006 (unas 300), luego de Cuba. Según datos de la Dirección General de Extranjería, los cubanos ocupan el segundo lugar con unas 350. Algunos han traído a sus familias.

Los cubanos están llegando mediante convenios bilaterales para trabajar en diferentes entidades o como invitados para dictar maestrías o conferencias, luego deciden quedarse. El gobierno de Alfredo Palacio dio las facilidades, señala el embajador de Cuba, Benigno Pérez, al referirse a convenios de cooperación educativa, deportiva y médica.

“Tenemos una fuerte relación con el Comité Olímpico Ecuatoriano, donde hay unos 40 cubanos, y esperamos en los próximos dos años tener más asesorando en el deporte”, comenta.

Yhenlys Contreras, una cubana de 39 años, lleva seis meses en el país como profesora de gimnasia rítmica en el Polideportivo Huancavilca. Vino contratada por dos años como parte de un grupo de 70 cubanos para federaciones deportivas.

“En Cuba se ve a Ecuador como una buena plaza de trabajo, por lo económico y por la hoja de vida (experiencia)”, asevera Yhenlys, madre de una hija de 14 años que quedó al cuidado de sus abuelos. Aquí recibe 800 dólares de sueldo, sin dejar de percibir un salario similar por el mismo cargo en Cuba.

De los países sudamericanos, Colombia (con 1.450 migrantes) y Perú (con 290) ocupan el primer y el cuarto lugar de residentes extranjeros en Ecuador, según las estadísticas de Extranjería. La vecindad es una de las razones. Otra, expresa el cónsul de Perú en Guayaquil, Daniel Luarte, es el tipo de cambio monetario que favorece a los peruanos, “especialmente a aquellos que viven en el campo o en ciudades no muy grandes, donde el nivel de vida es más bajo”.

En el último año 513 peruanos que habían ingresado como turistas fueron deportados por trabajar, como otros extranjeros, ilegalmente. “Ecuador es un destino de trabajo, no de residencia, son pocos los que traen a sus familias para radicarse”, explica.

Los migrantes, según los países, se ubican en diferentes sectores de la economía; por ejemplo, los chinos manejan negocios familiares como almacenes de ropa o calzado y restaurantes, unos cuantos están en áreas como las petroleras, la informática o en la elaboración de cemento. Los cubanos, en cambio, están repartidos en clubes deportivos, hospitales y universidades.

Los peruanos predominan en la agricultura, las labores domésticas y en la construcción. Lo de los colombianos son las ventas (en gerencias de empresa o de manera particular) y los pequeños negocios como panaderías.

Muchos de ellos llegaron buscando refugio tras haber sido amenazados por la guerrilla de ese país. Jesús Marenco, de 35 años, es un ejemplo; tiene 4 años en Ecuador con su esposa y sus dos hijas, dice que ya está nacionalizado. “Aquí vivo relajado, tranquilo, nadie me molesta”, asegura mientras elige la mercadería (ropa interior china) que llevará para vender en su negocio en Yantzaza, Zamora.