"Clarín". ARGENTINA: "Volver a casa"
Prensa Latinoamericana, 14-01-2007Durante años asistieron, impotentes, a la partida de sus habitantes más jóvenes en busca de aquello que ya no podían ofrecerle: un futuro. Vueltas de la economía mediante, el círculo virtuoso que había motorizado la pujanza de cientos y cientos de pueblos y ciudades chicas del interior del país se había roto. Los “hijos de” ya no iban a estudiar a los grandes centros con la idea de volver y aplicar sus conocimientos en la mejora y el desarrollo del emprendimiento familiar, porque muchos de esos emprendimientos habían naufragado.
Para algunos empezaba entonces un pequeño exilio: el horizonte laboral estaba lejos de la casa natal, pero fronteras adentro. Para otros, el camino era todavía más largo, y el exilio, mayor: los sellos del pasaporte suelen dar buena cuenta de la distancia. Sueldos en euros o dólares o buenos ingresos en pesos, condiciones de vida más desahogadas, posibilidad de satisfacer mejor algunas necesidades básicas, facilidades concretas para el desarrollo profesional eran buenas razones para sostener una decisión a la que muchos se vieron empujados.
Pero así como en los últimos tiempos Argentina asistió a la vuelta de algunos de los profesionales emigrados al exterior, hoy son ciudades o pueblos del interior las que asisten al regreso, título en mano, de sus jóvenes migrantes. Las vueltas de la economía —con su secuela de desarrollo, aumento de demanda profesional, mejores salarios— son responsables en gran parte del fenómeno, como analizan expertos y protagonistas (Con el título bajo el brazo, cada vez más jóvenes regresan al pago.) Aunque, como agregan, eso no lo explica todo. Tiempo libre, calidad de vida, seguridad, son algunas de las variables que mencionan a la hora de buscar más razones. Claro que, sobrevolando, están esas otras razones, las del corazón. Esas que, según Pascal, la razón no comprende. Esas que hablan de códigos, raíces, arraigo. De, en fin, el lugar en el mundo.
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