«Mansur Escudero, así, no»

ABC, 14-01-2007

POR RAFAEL A. AGUILAR

CÓRDOBA. Fallan el fondo y las formas. Es la conclusión unánime de la sociedad cordobesa tras la petición del presidente de la Junta Islámica, Mansur Escudero, de que la catedral de la capital se abra al culto musulmán. «Se trata de una provocación que se ha magnificado y que quizás ha estado inducida por la situación internacional», suscribe el presidente del Consejo Económico y Social del Ayuntamiento, Antonio de la Cruz.

Las declaraciones de este abogado resumen la opinión de los doce representantes de todos los ámbitos sociales a los que ha sondeado ABC tras la abrupta irrupción en el debate ciudadano de la apertura del templo diocesano cordobés a los fieles de Mahoma.

«Las circunstancias son claras: el dueño del edificio es la Iglesia, como todo el mundo sabe, y es el obispo, Juan José Asenjo, quien tiene que decidir sobre la cuestión, y su posición ya es conocida. No vienen a cuento más interpretaciones», añade De la Cruz, que apostilla que aporta su opinión a este diario a título personal.

En esta misma idea de la «provocación» abunda el presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, Francisco Alcalde. «Lo único que pretendió Mansur Escudero la pasada Navidad al plantarse en la puerta de la catedral fue retar a la institución eclesiástica, porque él sabe de sobra que el acercamiento entre las religiones y el ecumenismo son cuestiones que hay que plantearlas de otra manera», sostiene el portavoz de las corporaciones que desfilan por la capital cada Semana Santa.

«A nosotros – añade – no se nos ocurre irnos a la Meca a rezar un Padrenuestro, sino que respetamos la norma en cada sitio, como todos hacemos cuando viajamos: cada uno en su casa y Dios en la de todos».

Poco respeto a las instituciones

Fernando León también se ha descalzado en los templos islámicos cuando los ha visitado en sus vacaciones. A quien dirige desde el pasado verano el Colegio de Médicos – una de las organizaciones profesionales más activas y prestigiadas de Córdoba – no se le pasó por la cabeza ni bisbisear un Avemaría cuando, un verano reciente, dio con sus pies en la mezquita de Estambul.

«Me ceñí a las normas establecidas, como me parece que deben hacer las personas que vengan a ver la catedral de mi ciudad», asevera el facultativo, convencido de que el episodio protagonizado por la Junta Islámica, a las puertas del edificio levantado por la dinastía Omeya, el pasado mes de diciembre «respondió a motivaciones que no son estrictamente religiosas, sino políticas».

Juan Pedro Monferrer, profesor de Lengua Árabe en la Universidad de Córdoba (UCO) y director de la Cátedra de Estudios Árabes Al – Babtayn de la institución académica, coincide: «Lo que ha hecho Mansur Escudero es un mero montaje y una escenificación política, nada más». Para este arabista es imprescindible que peticiones como las que ha realizado la Junta Islámica «tenga respeto a las instituciones, y Mansur se ha olvidado de ello».

«La clave de la cuestión – mantiene el especialista – es que en ningún sitio está escrito que los musulmanes tengan que rezar en la mezquita de Córdoba, sino que pueden hacerlo en cualquier parte: a ellos no les hace falta para nada la catedral de Córdoba, entre otras cosas porque el Ayuntamiento de la ciudad ha tenido la deferencia de cederles un templo en Colón [unos céntricos jardines]».

Monferrer, que también precisa que se expresa a título personal y no en nombre de la Universidad de Córdoba, está convencido de que compartir cultos en el edificio más emblemático de la capital «sería problemático» y que evidencia «que hay gente que parece que no se ha enterado todavía de que la propietaria es la Iglesia desde la Reconquista».

Carlos Álvarez de Sotomayor, que dirige el Instituto de Estudios Transnacionales (INET) de Córdoba, abunda en que «el templo no es requisito necesario para la oración ni para el cristianismo ni para el islam». Álvarez, portavoz de una de las entidades que mantiene viva la Córdoba ilustrada, lamenta que tanto la Junta Islámica como la Iglesia no empleen menos esfuerzos en estas polémicas y más en «asuntos de mayor importancia que tienen pendientes los creyentes de ambas religiones».

La Real Academia de Córdoba analizó esta semana pasada la llegada de Fernando III El Santo a la ciudad y, en una intervención del primer rector de la UCO, Francisco Castejón, entró en el debate que motiva este artículo. El presidente de la noble institución, el profesor Joaquín Criado, resume algunas de las conclusiones del citado encuentro. «Lo primero que hay que decir es que Mansur Escudero está haciendo teatro y que está protagonizando la ceremonia de la confusión que, ya puestos, podría haber empezado por anunciar la apertura a las plegarias cristianas de las grandes mezquitas del mundo árabe», manifestó quien dirige la Real Academia desde el año 2000.

Criado basa sus afirmaciones en un razonamiento que el propio Castejón expuso el jueves pasado. «De todo el mundomusulmán es sabido que el mihrab de la mezquita de Córdoba está mal orientado y que eso motivó que el califa construyera otra en Medina Azahara», recuerda el académico que sentenció el ex rector hace unos días. «¿Y por qué no se empeña Mansur en reconstruir el templo de Medina Azahara y no en la actual catedral, que no es tan perfecta? Pues porque sólo busca protagonismo político y hacer ruido en los medios de comunicación, pero no el verdadero diálogo».

«Sin respaldo social»

Francisco García Calabrés, que es el titular de la Oficina del Defensor del Ciudadano dependiente de la Diputación de Córdoba, también se muestra convencido de que «la intención de la Junta Islámica no ha sido, con el episodio del rezo en Navidad en las puertas de la catedral, promover el entendimiento con la Iglesia, porque ese camino hay que andarlo mediante la negociación y no a través de actos tan bruscos como ése, que se basan en la presión». García Calabrés subraya que la petición de Mansur Escudero «es minoritaria y no representa, en realidad, una demanda social».

El defensor de los ciudadanos de la institución provincial cordobesa tiene estrechos vínculos con el mundo de las cofradías – cuya opinión ya ha quedado reflejada en este texto – y de las organizaciones no gubernamentales. Las asociaciones sin ánimo de lucro de la ciudad consultadas por este periódico son conscientes de que, por muy alto que se ponga el listón de la tolerancia, la precipitación y la escenificación excesiva pueden echar por tierra la causa más noble.

En este sentido se expresa la presidenta de Córdoba Acoge, Cristina Pedrajas. «Nosotros somos de la opinión de que es bueno compartir no sólo cultos, sino cualquier manifestación cultural, pero la manera en la que Mansur ha planteado el debate no es la correcta: así no se avanza»,

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