"El Universal". MÉXICO: "Urgen a acabar con plagiarios de migrantes"
Antes de su deportación a la frontera sur, el guatemalteco Élmer Gabriel Escobar Donis, encerrado aún en una celda de la garita migratoria, confiesa: "Todos nosotros pudimos huir, pero no lo hicimos"
Prensa Latinoamericana, 13-01-2007LA VENTOSA, Oax.- Antes de su deportación a la frontera sur, el guatemalteco Élmer Gabriel Escobar Donis, encerrado aún en una celda de la garita migratoria, confiesa: “Todos nosotros pudimos huir, pero no lo hicimos”.
Apaleado, como el resto de 18 ilegales centroamericanos por policías municipales de Ciudad Ixtepec, después de que 12 guatemaltecos más fueron secuestrados por ocho plagiarios armados, pregunta: “¿Sabes por qué no huimos? Porque queremos que acaben con las bandas de secuestradores que lastiman a los migrantes. No por nosotros, eh, sino por los miles de ilegales que vienen y vendrán detrás de nosotros”, responde con seguridad.
Antes de que el Instituto Nacional de Migración (INM) ordenara la deportación de los 18 migrantes, los guatemaltecos denunciaron penalmente el secuestro de 12 de sus compañeros y los abusos que sufrieron por parte de la policía de Ciudad Ixtepec.
“Yo nomás seré testigo de las agresiones, no denunciaré penalmente a nadie. Lo dejo todo en manos de Dios”, explica ahí el párroco Alejandro Solalinde, quien añade que el gobierno de Guatemala presentó una queja ante las autoridades mexicanas.
Durante dos días, personal de la Quinta Visitaduría de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), encabezado por Eduardo Ortiz Castro revisó las lesiones de los migrantes. Mientras, en los círculos policiacos trascendieron las acusaciones.
“Por ahí mencionan a un tal Luna, a uno que le dicen Franklin y a un madrina conocido como Ranki, además algunos policías de Ixtepec y de Unión Hidalgo; viene una investigación”, dice una fuente gubernamental.
Son los apellidos o apodos y de presuntos jefes de la policía ministerial que protegen a los polleros, a los plagiarios de indocumentados víctimas de asaltos, robos, secuestros y extorsión.
La investigación presuntamente se realizaría entre mayo y agosto del año pasado ante el impune tráfico de ilegales que incluso han muerto ahogados en el mar. Sin embargo, “el conflicto político que vivió Oaxaca obligó a la suspensión”.
Eso no lo saben ni Élmer quien iba con rumbo a Carolina del Norte ni Maricela, que aún llora su desgracia a cientos de kilómetros de San Marcos, Guatemala, la tierra donde nació.
Después de la paliza que recibió en el ojo izquierdo que amaneció amoratado e inflamado, Élmer Gabriel lamenta que la corrupción convierta a los policías en cómplices de los secuestradores.
“Lo digo porque todos vimos que una patrulla de la seguridad pública fue por cuatro de los ocho secuestradores. ´¡Ya vámonos porque ya fueron a chillar con nosotros´, recuerda que gritó un policía municipal la madrugada del miércoles.
De los 18 migrantes deportados en la tarde de ayer, tres de los menores serán remitidos al centro Belén de Tapachula. Ahí acudirá personal de la cancillería guatemalteca para ayudarlos a regresar hasta el departamento de San Marcos.
Y ahí, bajo la fría tarde, uno a uno subieron al autobús, bajo la vigilancia de la CNDH y del área de verificación del INM que llegó del DF. Van de regreso a casa, aunque, como dijo Élmer, pudieron huir, pero no lo hicieron por los miles de ilegales que vienen atrás.
Sin embargo, pese a que van de regreso a casa, la alegría está ausente. “Mi papá pasará por un tormento”, dice Élmer. Su hermana, como 11 ilegales más, no aparece. Migración lanzó una alerta para que los localicen.
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