"Prensa Libre". GUATEMALA. "El calvario de los migrantes"
Agazapados entres los matorrales, decenas de agentes del Instituto Nacional de Migración (Inami) reforzaron los operativos de arresto contra indocumentados centroamericanos en Tehuantepec, aparte de despojarlos de sus pertenencias y abusar de las mujeres.
Prensa Latinoamericana, 12-01-2007Las camionetas de “la migra” avanzan lentamente y en silencio en zonas despobladas para arrestar a los migrantes que viajan cansados, con hambre, frío y sed sobre el lomo de la Bestia, como se le conoce al ferrocarril de la empresa Chiapas-Mayab.
En Chahuites, Oaxaca, las autoridades migratorias han establecido uno de los puntos principales para estos operativos, pues se encuentra semidespoblado y lejos de la mira de curiosos o testigos.
Los agentes migratorios obligan al maquinista a disminuir la velocidad y a detener el tren en donde viajan hondureños, guatemaltecos, salvadoreños, nicaragüenses y algunos sudamericanos hacia los Estados Unidos.
Dentro de los viejos, sucios y malolientes vagones viajan escondidos y hacinados niños lactantes, mujeres embarazadas y ancianos que empeñaron o vendieron sus pertenencias para conquistar el “sueño americano”.
Al grito de “¡Nadie se mueve! ¡Somos de Migración!”, los policías efectuaron su último operativo de arresto en el poblado de Chahuites, en donde lograron la detención de por lo menos un centenar de centroamericanos.
Asustados por los gritos, grupos de migrantes lograron burlar el cerco y huir entre los matorrales.
Otros por temor a que los golpearan o les dedujeran responsabilidades penales, se entregaron con los agentes federales mexicanos.
Denuncia persecución y abusos
El padre José Alejandro Solalinde Guerra calificó de dramática la situación de los centroamericanos indocumentados en Tehuantepec, pues son víctimas de vejaciones, persecución, golpes y de abusos las mujeres por parte de los cuerpos policíacos.
Los migrantes de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua viven un calvario desde que entran a Chiapas y avanzan a Oaxaca, explicó el religioso.
En la Arrocera, del municipio de Huixtla, Chiapas, los asaltan, golpean y a las mujeres las violan.
En Ixtepec ni las autoridades municipales ni eclesiásticas hacen nada por evitar dichos atropellos.
En Juchitán la corrupción es terrible, alarmante, preocupante, reseñó con indignación. “Entre los ministeriales, hay un hombre a quien le dicen el zapatero. Es quien asalta a los indocumentados”.
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