A vueltas con la Mezquita

ABC, 12-01-2007

POR JOSÉ PRIETO

FOTO: RAFAEL CARMONA

CÓRDOBA. El sendero abierto por el converso cordobés y presidente de la Junta Islámica Española, Mansur Escudero, con su petición al Vaticano de que la Mezquita – Catedral pueda compartirse por Cristianismo e Islam ha despertado el interés de parte de la comunidad musulmana radicada en la capital que, hasta el momento, y pese a que la mayoría lo ve con buenos ojos, no había pensado en reclamar la posibilidad de postrarse para orar ante el Mihrab en el que lo hiciera el califa Alhaken II.

Ahmed, nacido en Casablanca y residente en Córdoba desde hace veinte años, confía en poder hacerlo si el Vaticano lo permite. Si no, respetará su decisión y continuará dirigiéndose cada viernes a la pequeña mezquita de Al Morabito, levantada en los jardines de Colón, para rezar el «salat» del mediodía. No encuentra problema alguno en compartir el templo porque «es lo único que queremos, no quedarnos con él». Por eso apoyará a Escudero «siempre que actúe de manera pacífica», aclara.

La postura del obispo le resulta incomprensible. También sus argumentos, porque «cada uno rezaría en un lugar del templo, sin molestarnos».

Pero hay quien llega más lejos y considera que tras la negativa del prelado y el rechazo a la idea de parte de la sociedad se encuentra la «visión distorsionada» que existe en el mundo sobre el islam.

No es un tema del que hablen

En el bazar que regenta en la zona comercial de La Viñuela, Hamid – compatriota de Ahmed – explica que su religión está muy cerca del cristianismo. «Somos hermanos – insiste – , lo que ocurre es que no dejan que nos acerquemos más por otros intereses». No suele practicar mucho, aunque estará encantado de poder hacerlo en la Mezquita – Catedral.

Preguntados al respecto, ambos coinciden en afirmar la «libertad de culto» que existe en los países de mayoría musulmana que «entienden el Islam como verdaderamente es», y se desmarcan de lo que acontezca en los más radicales.

Ponen como ejemplo la mezquita de Colón, donde «entra todo el mundo, incluso a hacer fotos y escuchar al imán los viernes», aclara Ahmed.

La disposición de estos dos marroquíes a hablar sobre el polémico tema no es lo frecuente. Varios musulmanes se negaron a opinar o a ser fotografiados por ABC, y todos coinciden en que no es un tema de conversación habitual en su grupo de amigos. Lo que sí es habitual es el desconocimiento de los pasos seguidos por Mansur Escudero – incluso de su persona – y del rezo ecuménico que la Fundación Valon ha organizado para el 1 de febrero a las puertas del primer templo de la diócesis de Córdoba.

Tras ser informados al respecto, Hassam (paquistaní que trabaja en un «Kebab») y Abdelghani anuncian su asistencia.

Recién llegados a Córdoba, y ajenos a la prohibición, los dos intentaron orar en el milenario bosque de columnas Patrimonio de la Humanidad, «pero los guardias de seguridad lo impidieron», coinciden.

«Escudero no me representa»

Para Abdelghani, propietario de una tetería, su intento fallido le dejó «muy triste», lo que que podría evitarse en adelante si hubiese otra mezquita «como la que quieren hacer junto a Medina Azahara». Ésta también permitiría a sus correligionarios celebrar el Ramadán sin las estrecheces con que lo hacen en Al Morabito.

Y es en este punto, en el único que coincide con todos ellos Rachid, propietario de una tienda de ropa de señora. No al cien por cien, porque «junto a Medina Azahara no debe construirse nada», comenta.

Su postura se revela la más firme de todas. «Me parece una aberración unir las liturgias cristiana y musulmana en el mismo lugar». Y achaca la petición de Escudero a que «no tiene claros los preceptos del islam, que no permite rezar en un lugar en el que existan enterramientos», como es el caso de la Catedral de Córdoba. Además – añade – , «¿este hombre a quién representa? ¿A quién ha preguntado? ¿De quién es portavoz? Desde luego, mío y de los musulmanes que conozco, no». Ya que, a su juicio, si quisiera ayudar a la comunidad islámica debería centrarse en otros problemas que la acucian, «en lugar de hacerle daño con su comportamiento».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)